gaba

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Finalmente instale writefreely en mi propio servidor asi que me estoy mudando a esta dirección: https://write.gabelula.com/

En los últimos años mi cuerpo reacciona violentamente bajo stress. En las mañanas del día S mi cabeza pesa desigualmente. Mi estomago revuelto hace arcadas amenazando a tomar residencia en el baño. Y tengo que concentrarme en que todo va a estar bien. Los sentimientos del mundo se van cayendo en el fondo hasta que explotan.

Necesito una Celestina.

Dos pensamientos están prendidos en mi esta semana:

  1. mi oscilación entre estar presente presente, enganchada con alma y cuerpo y el otro extremo que es ser sólo una observadora al costado del camino. Me desengancho con demasiada fácilidad de todo lo que vivo. Hoy estoy metida hasta el cogote y tal vez mañana ya miro desde fuera de mi cuerpo como que si esta vida no fuera la mía.
  2. la realización de que constantemente considero que la vida no es suficiente. No es ya que tengo que repetir el mantra de que yo soy suficiente, no es yo quien no soy suficiente para el mundo sino que el mundo no es suficiente para mi. Siempre me está faltando algo.

Disappointed. Tengo un sentimiento profundo de decepción. Estoy profundamente decepcionada con el mundo, con la gente, con la humanidad. Qué le pasa al mundo que miente, que desaparece sin decir palabra, que no esta del otro lado? Qué le pasa al mundo?

Ellos (siempre son ellOs): “hay mucho en mi vida para lo que necesito tiempo para reparar...” YO resistiendo la urgencia de intentar repararlo todo.... Repitan conmigo: “la vida de otras personas no es mi responsabilidad”.

Mi vida es un fino equilibrio entre hacer demasiadas cosas (y vivir saturada) y no hacer nada (y vivir aburrida hasta el cansancio).

Growing up! Siento que estoy finalmente “adulteciendo”. Me estoy ensanchando y completando y creciendo en un ser macizo.

El tango para mi tiene sabor a mate. Es esa expresión a la que dificilmente me acercaría con devoción en Montevideo. Lo tomaría como un pedazo más del paisaje del Río de la Plata. Sin embargo... Sin embargo acá, en tierras a las que nunca terminare de entender, toma una dimensión casi mágica. El lunes me acerque a un taller de “movimiento corporal y tango”, más que nada por curiosidad que por “necesidad”. Era un taller para practicantes de tango (expertos y novicios decia la propaganda...) y en tres horas fue navegando desde la punta de los dedos del pie hasta la cima de la cabeza para entender tu cuerpo en una milonga. Entre a la casa pensando que tengo el tango en las venas y he mamado su ritmo en la calle, que me pueden enseñar gringos de lo que es parte de mi cultura. Sin embargo... Aprendi a tener los pies en la tierra y la cabeza en las alturas. Descubrí esta necia costumbre mía de oscilar entre estar presente y escapar a otros mundos. Tal vez en estos momentos necesito ejercitar el perderle miedo a conectarme conmigo y con la pareja de baile.

Hoy es uno de esos días que me siento un sapo moviendose por el pantano. Salto de hoja en hoja y en uno de esos saltos le fallo a la hoja y me enlodo hasta el rabo. Me vuelvo a subir a la hoja y siento mis patas pastosas, mi lengua que sale con dificultad, mis pedazos de carne moviendose por todos lados. Puedo sentir en mi ya gruesa piel las miradas de los bichos del bosque a lo lejos. Mi pastosidad es a estas alturas contagiosa. Puede alguien mandar a alguna hada madrina?