Estoy haciendo ayuno de conferencias y “obligándome” a estar en Portland lo más posible. Es convirtiendose en tarea un poco díficil. Por un lado siento hormigas en los zapatos empujándome a salir pero lo más díficil es quedarme. Plantar los tomates en el jardin, hacer la lista de todo lo que tengo que arreglar en mi casa, buscar rinconcitos de la ciudad a descubrir pero sobre todo esperar y madurar. Luchar con todas mis fuerzas a querer escapar, salir, volar, apurar. Construir comunidad lleva su tiempo. Crecer las raices en este suelo lleva tiempo. Me cuesta confiar en los procesos, saber que la vida pasa y que hay vida en este otro lado del tunel. Y que esta vida si me pertenece. Aqui y ahora.