Indios de Barcelona
Vuelvo a Barcelona. Tengo tantas razones para volver... Casi tantas como para no volver. Mi corazón late a mil por hora delante del autobús de Vibasa. Ese maldito autobús.
Apago el teléfono, cojo mi maleta, cojo un taxi y me voy a mi casa. Apago el teléfono y no respondo a nadie durante días. No estoy preparado, no estoy nada preparado para volver allí. Hay demasiados sentimientos en el aire. El taxista me pregunta si me quiero montar “sí... no, espera. NO”. Me voy la vuelta, vuelvo al autobús. Hay demasiadas razones para volver. Y sobre todo 2. Una, que me espera la gente más increíble del mundo. Y la segunda que yo no me echo atrás. NUNCA.
Me pongo música, enciendo el teléfono y me meto en el autobús. Ya no hay vuelta atrás. Según me siento, me relajo. Me siento realmente cansado. Cierro los ojos un segundo, los abro. Estamos saliendo de Lleida. El viaje está casi hecho.
Llegando, una llamada. Nuria.
- Hola Levi. Lo siento pero me ha salido un marrón en el curro en el último momento. No puedo recogerte en Sants.
- Hola Nuria ¿un marrón? Curras en un McDonalds.
- Ya, pero ahora soy encargada y ha habido una baja que tengo que cubrir.
- Al final vas a hacer carrera en McDonalds y vas a dejar la carrera de ingeniería de lado.
- Idiota.
- Tienes 27 años y hace 2 que no apruebas una asignatura.
- Ya, este año me pongo en serio, te lo juro.
- No quiero tener que darte una patada en el culo.
- ¿No vienes a eso?
- Un poco sí, la verdad
- jajajajaja! Bueno, eso. Que te dejo las llaves debajo del felpudo. Carrer Mallorca, número 450bis, 3ºB, parada de Sagrada Familia.
- ¿vives en Mallorca al lado de la Sagrada Familia?
- Ya te contaré, me tengo que ir. Llegaré sobre las 22:00
- Ok, un petó
- Un altre per a tu.
De puta madre. Llego a Barcelona y no tengo quién me lleve de la mano. Si no se me cae la ciudad encima en ese momento, prueba superada.
Bajo del autobús, llueve. Una tormenta de verano. Cojo la maleta y salgo disparado al metro. Intentando no pensar, intentando llegar cuanto antes. Diluvia, llueve a mares. Hasta esto me recuerda aquel fatídico día en el que me despedí de esta dolorosa ciudad.
Salgo del metro, llego a Mallorca 450. Estoy empapado. COJONUDO ¿Y COMO ENTRO AL PORTAL? Llamo a Nuria.
- Levi, no te puedo atender.
- ¿como entro al portal?
- ¡Ups! No lo había pensado. Lo siento mogollón, en serio. Espera a que venga alguien.
- Diluvia, estoy empapado.
- Quédate en la entrada del portal, debajo del balcón, allí aguantas hasta que algún vecino te abra la puerta.
- ¿Qué balcón? Aquí no hay de eso. Estoy empapado y me sigo mojando.
- No te puedo atender, en serio.
- Vale, aguanto.
Llega un señor mayor, me deja entrar aunque desconfía. Voy al 3ºB. DE PUTA MADRE, NO HAY LLAVES. Solo a mí se me ocurre quedarme a dormir con la chica más desastre de toda la ciudad. La llamo. No me coge. la llamo otra vez. Nada. Son las 21:00, me queda una hora de espera aquí.
Bajo a la entrada del portal, los vecinos me miran mal. Muy mal. Una señora me pregunta que qué hago ahí. Le explico que espero a una amiga y me estoy resguardando de la lluvia mientras tanto. Me dice que tengo que salir fuera, pero mira fuera y se arrepiente. Al rato me baja una infusión en un vaso de plástico. Me da la vida, dejo de tiritar. Muy muy agradecido, señora.
A las 21:55 veo que Nuria pasa corriendo por delante del portal. Saco la cabeza. – ¡Nuria! – ¿Levi? ¿Qué coño haces ahí? – Me has dicho en el 450 – Puto pueblerino, te he dicho 450bis. – ¡Mierda! ¡Los putos portales raros de esta ciudad! He metido la pata. – Vamos anda.
Me voy a su casa, me ducho y cenamos algo. Me siento mejor. Dejo la ropa secando. Voy por la casa solo con una toalla.
- Túmbate, que tengo que frotar la ropa.
- ¿eh?
- Que sigues estando en forma, cabrito.
- Conozco esa cara ¿cuanto hace que no follas?
- ¿Te acuerdas de que estuve de prácticas en BASF?
- Sí, el año pasado.
- Me pillé de mi jefe, empezamos a vernos y nos lo estuvimos haciendo como animales. Luego resultó que estaba casado y con 3 hijos. El muy hijo de puta.
- ¿Cuantas veces te ha pasado lo mismo?
- 4. Pero es la última. Ya paso de tíos.
- Te doy 1 mes.
- No creo que aguante tanto.
- ¡¡JAJAJAJAJA!!
Cojo la caja con dos botellas de vino que traigo de regalo, se la doy y ella la abre. Nos pasamos las siguientes 4 horas poniéndonos al día, comiendo frutos secos y bebiendo vino “bueno”. No quiero hablar de mi ex. Ella tampoco quiere hablar de una de sus mejores amigas. Pero todas las conversaciones nos acaban llevando a ello. Resulta que al poco de largarme empezó con otro, Lobo. El nombre me suena. Le conozco. Los cuernos son más que probables. Pero ya da igual.
- Oye ¿esta casa?
- Es de mi abuela, que ahora está en una residencia. Es de alquiler antiguo y mientras no se muera vivo aquí. Solo espero que no me pille el dueño.
- El sitio es espectacular.
- Ya ves, cuando entró mi abuela esto era “lo barato”. Y yo ahora no puedo pagar ni un alquiler compartido ni en Hospitalet.
- ¿y eso?
- Echaron del curro a mi padre, 59 años. Ellos pueden vivir solos, pero no pueden ayudarme. Me pago la carrera, el piso, la comida... todo.
- Pues dicen que viene crisis.
- Ya, he oído a Zapatero con su “desaceleración acelerada de la economía”. Ese tío es mongolo.
- Otros vendrán que bueno te harán.
- No me jodas.
- No tengo intención.
- Ya. No podríamos ¿no?
- Sería raro, como incesto.
- Sí ¡JAJAJAJA! Y es una pena, porque estás buenorro.
- Las hormooooooooooooonas...
- Perdón, perdón.
- Bueno, cuéntame lo de la carrera.
- Sí. Me acaban de hacer encargada y ahora cobro bastante más. También tengo la opción de cubrir puestos de otras personas, así que cobro más horas. Estoy ahorrando este semestre para trabajar lo menos posible el siguiente. A ver si así termino ya la carrera. Por lo demás, sabes que mis notas son buenas, creo que conseguiría trabajo rápido.
- Creo que no te queda mucho ¿no?
- No, 3 asignaturas y PFC. El PFC lo tengo medio hecho desde hace 6 meses.
- Es factible sacarlo en un semestre, a ver si tienes suerte.
- Eso espero.
- Hablemos de dormir.
- Ah, sí. Como ves la casa es pequeña. O duermes conmigo en la cama o en el sofá.
- Ya he visto el sofá. Creo que hoy no duermes sola.
- Como ronques te muerdo.
- Como me muerdas te hago cosquillas.
- ¡NI SE TE OCURRA!
- Conozco tus debilidades, monada.
- Ya. Y eso me asusta. Oye ¿por qué has venido a mi casa y no con el Jordi o así? Ellos andan mucho mejor que yo de pasta y estarías mejor en sus casas.
- Sabes que si voy a casa del Jordi, no llego a pisar su casa y ya estamos de fiesta. Una de las principales razones de venir eres tú. Quiero estar contigo y con María.
- Que mono eres cuando quieres. Oye, que no vas a estar con María.
- ¿Y eso?
- Su madre está mala y está en el hospital.
- ¿Algo grave?
- No parece, pero estará unos días ingresada. Y como está en paro, María le cuida mientras su hermana y su madre curran.
- Barcelona es el puto motor de la economía española, eh... No hay precariedad ninguna.
- Como venga la crisis esa que dices, algunas acabaremos asaltando diligencias con un revolver.
- Sí. Porque si hay crisis ya sabes quién se la va a comer. Nosotros.
- Ya... Oye, por cierto. Tengo otra putadilla. Mañana no puedo ir al Sonar.
- ¿y eso?
- Aparte de que no tengo un duro, mañana curro. Y currando los sábados cobro un plus.
- Entendido ¿te revendo la entrada?
- Ya se la he vendido a una compañera del curro, esta misma tarde.
- Ok, te echaré de menos.
- Y yo a tí.
Nos metemos en la cama. Dormimos a pierna suelta hasta el mediodía siguiente. Ya hace sol. La invito a comer. Es lo menos que puedo hacer.