La llegada 28

Nuevo asentamiento

-¿Habéis visto a María? No la he visto desde que nos juntamos con la gente de Donosti. -preguntó Mikel. -No le gusta la gente. -No, si ya... -Tranquilo Mikel, está cerca, escondida. -Sí, en las sombras. Como siempre. -Cuidándonos. -Ya, muy bien, pero vamos a un sitio en el que hay muchísima gente. Y entonces ¿Qué? -Seguirá oculta, siempre. -Joder, que tía más rara, me cago en dios. -Mira quién habla, jajajaja. -A todo esto, chicos -dijo Nuria- ¿a donde vamos? -A la ribera navarra, ya lo sabes. -dijo Mikel. -¿No puedes ser más concreto? -Ah, claro. Es que no lo sé. Cuando yo me fui vivían en Donosti, iban a salir de expedición para elegir el mejor sitio. No sé mucho más. -¿Entonces? -Sé que empezarían a bucar por Tudela. Solo tenemos que llegar y seguir el río. -Vale, vale. -No pueden estar muy lejos, son mucha gente tienen mucho que mover, les interesa estar cerca. -Siguiendo con María... ¿la ha visto alguien que no seamos nosotros? -En Donosti creo que no. En Villaviciosa sí. -dijo Mikel. -Qué paranóica es, joder.

Iban avanzando despacio por la A-15, eran mucha gente y había pocos carros tirados por animales, por lo que parte de la gente debía ir andando. Además, en Donosti ya no quedaban bicicletas, se las habían llevado todas.

El tercer día la gente estaba realmente agotada, no iba a ser sencillo buscar el campamento. Cuando estaban llegando a Alfaro, poco antes de Tudela, hubo gente que empezó a desfallecer. Mikel Nuria e Iñaki se adelantaron para hablar entre ellos. -No podemos seguir. -Queda nada para Tudela, hay que seguir. -Aquí al lado están Alfaro y Milagro. Debemos montar un campamento aquí y luego nosotros tres iremos a buscar el asentamiento. -No hace falta. -dio una voz desde detrás de un montículo. -Hola María... -dijo Nuria-¿has visto algo? -Están en Milagro y aprovechan que dos ríos confluyen ahí adelante. -¡Sí! Me voy y traigo refuerzos. -dijo Mikel- ¡avisad a todos de que se sienten y descansen!

Mikel aceleró y en 15 minutos estaba entrando en el pueblo. -¡HOLA, TRAIGO GENTE QUE NECESITA AYUDA! -¡Mikel!-gritó Nerea-¿cuanta gente? -¡En la autopista! ¡Necesitan ayuda!

Se vació la carga de varios carros, se metió comida y agua, se montaron médicos y salieron hacia la autopista. Mikel les guió. Poco después, llegaron a la autopista. -¡A ver, gente! ¡Haced tres filas, que os darán comida y bebida, los médicos os revisarán y nos iremos al asentamiento de Milagro! -Eres rápido Mikel. -dijo Iñaki. -Mi gente, que es muy eficiente.

Según se alimentaba, hidrataba y revisaba a la gente, se les colocaba a la espera de un carro o se le subía a uno para traslado urgente a Milagro. Según se llenaba un carro, se mandaba a Milagro a que recibieran tratamiento. En cuanto el carro se libraba, volvía a por más gente. En cuanto todos los graves fueron evacuados, se empezó a cargar gente en todos los carros y a transportarlos a todos.

Pocas horas después, todo el mundo estaba atendido en Milagro. -Sois buenos chicos, muy buenos. -dijo Mikel sin dirigirse a nadie en concreto. -Sí, ya tenemos mucha práctica -le respondió Uxue, su hija-nos mandas a mucha gente necesitaba de ayuda. -¡UXUE, MAITIA! -dijo y la abrazó. -Aita...-dijo Uxue devolviendo el abrazo.

Después de mucho rato abrazados, se cogieron de la mano y se apartaron a hablar. -Os he echado de menos, maitia. -Y nosotros a tí ¿estás bien? -Muy bien, por una vez no he estado a punto de morir... mejor dicho, no he sufrido graves heridas. -¿Has estado a punto de morir? -Ya os contaré ¿vale? A todos juntos ¿Y vosotros qué tal? -Bien, bien. Somos muchísima gente y aquí tenemos mucho terreno para plantar, tener animales... Además, aquí hace más sol. -¿Y? ¿Necesitamos más sol? -Más sol sirve para mejores cosechas, si tienes agua. Y, han conseguido cargar baterías con placas solares. Tenemos algo de luz nocturna. -¿En serio? Me alegro muchísimo. -No son farolas ni nada parecido, pero para estar en casa sirve. Ahora están intentando fabricar baterías decentes. -¿Eh? -Claro, estamos reutilizando baterías, pero se van muriendo de viejas. Hay que crear nuevas. Y eso, sin fábricas... Hay que reinventar. -Claro, hay que reinventar todo lo que se hacía en masa. -Ah, hablando de eso. He ayudado a Irene a... -¿Irene? -Una investigadora médica. No la conoces. -Ah, sigue, sigue. -Ha reinventado la penicilina. -¿Qué? -Los primeros antibióticos. -¡¿Tenemos antibióticos?! -Sí, de mala calidad, pero es una gran mejora. -¿Pero eso no se hace en super laboratorios y tal? -Ahora sí, pero el primer antibiótico fue la penicilina, que es un hongo. Lo dificil es aislalo y tal. Y lo hemos conseguido. -¿También eres investigadora médica? -No, pero soy concienzuda e Irene necesitaba ayuda, así que la ayudo en lo que puedo. Aprendo mucho. -¿Pero como lo hicistéis? -Uff... es muy complicado de explicar si no tienes formación. Resumiendo mucho, fuimos a la clínica universitaria de Navarra, en Pamplona, y conseguimos unos libros en los que se explicaba como se consiguió la primera vez. Lo que hizo Fleming y como Chain y Florey lo perfeccionaron. -Mi propia hija me habla como si fuera tonto. -Oh... no era mi intención. -No lo entiendas mal, que mi hija sea tan tan lista me llena de orgullo. -dijo Mikel con lágrimas en los ojos. -Aita...

Y se volvieron a abrazar.

Se fueron a encontrarse con el resto de la familia. Estaban en la calle, y fueron corriendo. Despues de los abrazos y las declaraciones de amor, Mikel pidió a todo el mundo que se sentara y escuchara. -Necesito contaros esto. -¡Hola Mikel! -¡Hombre, Julio e Iker! Sentaos, que os interesa. -¿Qué pasa? -Os tengo que contar dos cosas importantes. -¿Dos? -Sí. Primero lo más gordo. He hablado con un robot. -¡¿QUÉEEEE?! -dijeron todos al unísono. -Cerca de Finisterre, me metí en la vaina como siempre y allí pasó todo. -¿Como fue? -Me quede sin poder hacer movimientos rápidos y el robot me habló. Dijo que tienen dos mil millones de años y que han venido a por nosotros porque nos estamos cargando la naturaleza. Ya os lo contaré más detalladamente, pero esto es lo importante. -¿Y qué más te dijo? -Que no es la primera vez que lo hacen. Que se lo toman como un juego. Tienen control absoluto de algo llámado “física cuántica” o algo así. No sé qué de lo que es más pequeño que los cuaks. -¿Quarks? -dijo Iker. -Eso. Que tienen un control absoluto. Y que con eso pueden hacer que las leyes de la física se alteren a su antojo. Que lo de la aceleración no es así, pero les hizo gracia. También me dijo que se lo toman como un juego. -¿Un juego? Explícate mejor por favor. -dijo Julio. -Que llegan a un planeta, ponen unas reglas que ellos consideran “adecuadas” y que a partir de ahí mandan a los robots a matarnos. Que es un juego de supervivencia. Por ejemplo. Si quisieran andar de noche, lo harían. Si quisieran disparar a 100km, lo harían. Etc. -¿Entonces? ¿Lo de no entrar en las casas, no andar de noche, no entrar en bosques y esas cosas? -Y lo de que su laser no atraviese la piedra y no trepen muros. Todo inventado. Podrían aniquilarnos en un abrir y cerrar de ojos. Pero el juego es así. Pero hay algo más importante. -¿El qué? -Si dejamos de matarlos y “nos acomodamos” se acaba el juego. -¿Como? -Que si ahora decidimos quedarnos aquí a vivir y otras colonias humanas hacen lo mismo, un día decidirán que se acabó el juego y nos matarán. -¿Vendrán los robots desde lejos, de noche o atravesando bosques a matarnos? -O nos dispararán desde sus naves del espacio, que me dijo que también podían. Atravesando edificios, bunqueres y lo que fuera. Y acertar siempre. -¿Entonces? -Hay que seguir matándolos. No hay otra. -¡Pero no hay nadie preparado! -dijo Izaro, sabiendo lo que eso significaba. -Estoy yo. -dijo Mikel, respondiendo al pensamiento de su mujer. -¡NO, DIJISTE QUE NO! -No hay otra, maitia. No hay otra. -Estoy yo también. -¡AMAIA! ¿Desde cuando estás ahí? ¿Y por qué no llevas muletas? -dijo Mikel levantándose a abrazarla. -Te dije que me curaría. -Pero... ¿como? -Han inventado una pomada o algo así. Sé que lleva Aloe Vera y Árnica, pero no sé más. Me fue de perlas. -¿Y ya estás bien? -Me duelen un poco las cervicales porque he dormido en mala postura, por lo demás como nueva. -Mi ninja pija... -le decía Mikel. -Mikel, tú no eres así de pegajoso. Quita. -Jo, perdona, no me esperaba esto. -Perdonad que cortemos esto, pero ¿no tienes más que contar? -Sí. Nuria, Iñaki, María y yo hemos pensado en que hace falta una escuela de mata-robots. -¿Quienes son? -dijo Nerea. -¿Es Iñaki? ¿El que jugaba en el Athletic? Me ha parecido verle antes. -dijo Txomin. -Sí, me los encontré en Asturias. Son buena gente y bastante válidos. -Va con una chica ¿Y la otra? -María está escondida, siempre está escondida. -¿Qué? -Ya os contaré. Es una ninja o algo así. -Pero, si hay que seguir matándolos, cada vez tendremos que alejarnos más para seguir matando. -Ya, pero por ahora nos da tiempo. Necesitamos ganar tiempo para pensar otro plan. Yo ya tengo bastantes años y en breve no podré seguir este ritmo. No había contado con Amaia, pero algún día también tendrá que parar. Necesitamos formar nuevos mata-robots. -¿Te olvidas de mí? -dijo Ainara. -No me olvido. Supongo que habrás mejorado, te toca empezar a salir a matar robots. Y cuando demuestres que puedes, te convertirás en instructora. -¿Instructora? -Por ahora, solo María, Amaia y yo hemos matado robots que sepamos. No sé qué hará María, porque no se fía de nadie. Entonces quedamos Amaia y yo. Nos llevaremos a Nuria, Iñaki y Ainara como aprendices. Cuando ellos también aprendan y hayan matado a unos cuantos, se convertirán en instructores. Una pareja cada vez, los demás se quedan aquí y enseñan a los nuevos. -¿Los nuevos? -Escuela de mata-robots. Necesitamos nuevos alumnos. Necesitamos a Ekhi, a la fisio y a la entrenadora personal¿como se llamaban? -Lucía y Sandra. -Necesitamos a Lucía y Sandra. Necesitamos a alguien que enseñe a curar, a poner puntos, a cazar, a buscar frutos comestibles, agua... Hay que hacer un plan entero de supervivencia en entorno hostil. -Ok, nos pondremos a ello -dijo Julio-¿algo más que nos quieras contar? Has dicho dos cosas. -Sí, pero un segundo. Amaia, sube a ese balcón. -¿Qué? -Demuéstrame que sigues siendo igual de agil. -Vete al carajo. -Si no lo haces, no puedes salir a matar robots. Te quedas de profe. -Ni de coña. -Y luego te pondré otra prueba.

Amaia cogió carrerilla, corrió, saltó, se apoyó en la pared y subió rápidamente al balcón. En cuanto llegó arriba, Mikel lanzó un kunai cerca de donde ella estaba para ver si esquivaba a tiempo. Lo hizo. -¡CABRÓN! -No te hubiera dado. Baja que seguimos, ahora combate.

Amaia bajó de forma muy ágil, se veía que estaba recuperada. Pero Mikel también tenía curiosidad por ver como se movía en combate. Cogió dos cuchillos que estaban en sus respectivas vainas. -Sin desenvainar. -Ok.

Se pusieron frente a frente. Amaia atacó y Mikel defendió sin dificultad. Amaia entró por un lateral y trató de pinchar en un costado. Mikel se deslizó a un lado de forma agil. Amaia siguió atacando, cortando, pinchando. Y Mikel defendía y esquivaba con absoluta naturalidad. -No estás preparada. -¡Pero si he mejorado de lo que sabía antes! ¿Como coño me esquivas tan fácilmente? -Eh... Ah, claro. Igual es cosa mía. -¿Qué? -María me enseñó. Será que he mejorado más de lo que pensaba. -Cabrón, chuloputa. -No ha sido queriendo, en serio.

Se sentaron. Mikel iba a hablarles de Donosti cuando aparecieron Nuria e Iñaki por allí. -Mikel. -Ah, aupa. Mira, os presento... -Sí, hola, encantados.-cortó Nuria-Ven, que tenemos que hablar. -Justo iba a contarles lo de Donosti. -Ya, tenemos que hablar de eso. -¿Qué pasa? -Ven.

Mikel se alejó. -¿Qué pasa? -preguntó Mikel. -Hay que proteger a María. -¿Qué? ¿Pasa algo? -No hay que hablar de María, si la empiezan a buscar, se va a escapar. -¿Como? -Sí, seguro. Conociéndola... -¿Pero no nos va a ayudar con los alumnos de mata-robots? -Hay pocas posibilidades, pero si queremos que haya alguna, no debe saberse de su existencia. -¿Pero por qué? -Creo que está investigando a todo el mundo. Hasta que no confíe no aparecerá. -¡Pero aquí hay miles de personas! ¡Tardará años! -Es su método, o la respetas o se irá. -Ok, ok ¿Entonces qué cuento? Les tengo que explicar lo de Donosti. -Dí que fuimos nosotros tres. -Ya he nombrado a María y la he definido como “ninja”. -¡Joder! ¿No te podías callar un poco? -¡Es mi familia! -¿Que has dicho exactamente? -Que somos 4. Cuando me han dicho que solo os han visto a vosotros dos, por cierto, Iñaki, Txomin te conoce ¿eras muy famoso? -Bastante. Sigue. -Ok. He dicho que María estaría escondida, que siempre lo está, porque es algo parecido a una ninja. -¿nada más? -No, luego les he dicho que tenemos que seguir matando robots aunque nos alejemos. -Bueno, tendremos que confiar en que esa parte de la conversación se olvide. Por suerte, lo que has soltado de que los robots nos aniquilarán si nos despistamos, es lo suficientemente importante como para que olviden la conversación sobre María. -Ok, ok ¿Entonces, miento? -No, no puedes mentir. Eres malo mintiendo. -¡Oye! -Lo eres. Tienes que contar la verdad, pero sin nombrar a María. Dí “hicimos”, “matamos” y cosas así. Sin nombrar a nadie. -Ok, ok. -Eh, Mikel. -Qué. -Respira, concéntrate y, sobre todo, no la cagues. -Ok.

Mikel respiró y se fue a contarles lo que ocurrió. -Ya estoy de vuelta. -¿Qué pasaba? Os he visto tensos. -Nada que os competa. Hemos pasado muchas cosas juntos y me querían comentar algo ¿Os cuento lo que quería contaros? -Sí, sí. -dijeron. -Venimos de Donosti. La gente que traemos estaba en estado de semiesclavitud. -Bueno Mikel, no era para tanto. -dijo Julio. -¿Lo sabíais? -Cuando montamos este asentamiento, Borja volvió. -Vale. Lo sabíais. -Escucha. Una vez volvió, hubo una votación y se le permitió quedarse. -Ya, pero... -Déjame terminar y luego sigues con tu historia. -Ok. -Tiempo después empezó a venir gente de allí, porque Borja se estaba haciendo con el poder, ganando votaciones, cambiando leyes a su gusto... -Ya. -Pero no teníamos capacidad de pararle porque aquí teníamos mucho trabajo. -¿Y qué hicisteis? -Un acuerdo comercial. Le reconocimos como “alcalde” de Donosti y establecimos una serie de acuerdos beneficiosos para todos. -Ya, pues la cagasteis. -¿Qué? -Que nosotros seguíamos mandando gente. Y esta gente llegó a Donosti con la esperanza de encontrar un buen lugar para vivir. -¿Y qué pasó? -Que las “leyes” cambiaron. Y los recién llegados ya no tenían el permiso de residencia. Eso se ganaba “con el trabajo” o vendiendo al prójimo. Y sin permiso de residencia eras básicamente un esclavo. -¿Y por qué no se fueron de allí? -Porque lo habían arriesgado todo para ir a Donosti. No tenían nada. -¡No lo había pensado! -Y tuvimos que intervenir. -¿Qué has hecho? No me digas que... -Le dijimos a la gente que nos siguiera, algunos lo hicieron y los guardias nos atacaron. -¿Y? -Los matamos a todos.-a Mikel le estaba costando decirlo así, pero le estaba saliendo bien. -¿Os atacaron todos? -preguntó Iker, muy preocupado. –...no, todos no. -¿Matásteis a alguno que no os atacó? Mikel, es importante. –...sí, a Borja. -¿Habéis matado al alcalde de un pueblo con el que teníamos un acuerdo comercial sin que él os atacara? Mikel, eso es ilegal según las leyes de aquí. Deberíamos juzgar al que lo hizo. -dijo Julio. -¿Juzgarle? ¡Es el heroe de esta gente! -dijo Izaro, muy enfadada. -Ya, pero las leyes deben ser iguales para todos, debemos juzgarle. -dijo Iker. -Bueno, bueno, podemos hacer que esto quede entre nosotros ¿no? -dijo Txomin, conciliador. -No, no podemos, debemos ser ejemplares. -dijo Julio- Dime Mikel ¿quién lo mató? –... -Mikel, debes decirme quién lo mató. -Lo maté yo. -¿¡QUÉ!? ¡No me lo creo! ¡Mikel, tú no eres así! -Sí, fui yo. -Mikel, voy a mandar que te detengan. Hablaré con Grijalba para que te ponga en un lugar donde no llames la atención. Será un juicio con mucho público. -¿Cual será el castigo? -Seguramente el exilio. -Ok. -¡NOOO! ¡Mikel, no puedo perderte otra vez! -lloraba Izaro. -Tranquila maitia.

Mikel la abrazó. El resto de la familia se unió al abrazo. Julio e Iker se alejaron.

Al día siguiente ya empezaba el juicio. -Sí que es rápido. -dijo Mikel. -Las leyes aquí son muy básicas. Y has aceptado tu culpabilidad. -le respondió Iker, que iba a ser su abogado defensor. -¿Qué vas a decir? -Poco puedo decir, no tenemos ninguna ley que permita atenuantes de penas por ser heroe, ni tenemos indultos. -¿Entonces? -Se expondrán los hechos, el juez te preguntará y, como supongo que volverás a decir que has sido tú, te mandará al exilio. -¿El juez? -Oh, es juez de verdad. Vino hace unos meses. Un hombre muy inteligente. Si fuera por él estoy seguro de que diría que no eres culpable. Pero no le das opción. -¿Y si ahora miento? -Bueno, entonces preguntarán a los que estábamos allí cuando lo dijiste. Y obligarás a todos el mundo a mentir, Julio no mentirá por tí. Y también preguntarán a Iñaki y Nuria. -¿Y si todos dicen que no fui yo menos Julio? -Entonces se abrirá una investigación y si resulta que han mentido en juicio, los expulsarán a todos. -Vale.

El juicio se tuvo que hacer al aire libre, todo el mundo quería estar presente. Antes de empezar el juicio ya había gritos diciendo que no se oía. “Joder, putas muchedumbres” se dijo Mikel a sí mismo. -En el día 16 de Julio del año 10 después de la llegada, empieza este juicio por asesinato. -dijo el Juez. -¿16 de Julio del año 10? -le preguntó Mikel a Iker. -Ah, sí. Tenemos calendario nuevo. Semanas de 5 días, meses de 6 semanas, 12 meses y los últimos 5 días del año son festivos. -¿Los nombres de los meses se mantienen? -Sí, sí. Ahora atento al juicio. -cortó Iker.

El juez estaba leyendo los hechos tal y como se los había relatado Mikel unas horas antes. -¿Es correcta esta afirmación Mikel? -preguntó el juez. -¿Afirmas haber asesinado a Borja, alcalde de Donosti, sin ataque previo? -Sí. -En tal caso, debo condenarte, muy a mi pesar, al exilio permanente.

El público se encendió, hubo gritos, empujones, nadie aceptaba que Mikel fuera expulsado. Grijalba llamaba al orden y su gente intentaba calmar los ánimos sin conseguirlo. Mikel se subió a la mesa donde estaba el juez. -Perdona juez, tengo que hacer esto, a ver si los tranquilizo. -Adelante, tranquilo. -¡A VER GENTE! ¡SILENCIO! ¡SILENCIO HOSTIAYA!

La gente se fue callando poco a poco. -¡YA VEO QUE ME TENÉIS APRECIO, NO SABÉIS CUANTO LO AGRADEZCO, PERO TODOS HEMOS DE CUMPLIR LAS LEYES Y YO EL PRIMERO!

La gente le gritaba que no, que no se podía ir. -¡A VER! ¿NO ME ENTENDEIS O QUÉ HOSTIAS? -Mikel hablaba con toda la potencia que su voz le permitía-¡YO ME VOY, DEBO IRME! TENÉIS EL FUTURO ASEGURADO AQUÍ, NO ME NECESITÁIS -mentía Mikel, sabiendo lo que había.

En ese momento, Julio se acercó a la mesa. -¿Me ayudas a subir Mikel? Que yo ya tengo una edad. -Sí, sí, claro. -CHICOS, CHICOS. ESTÁ FEO GRITAR Y ESTÁIS OBLIGANDO A GRITAR A UN POBRE ANCIANO. -La gente se volvió a callar. Todos conocían a Julio y querían escuchar lo que tenía que decir. -ES CIERTO LO QUE DICE MIKEL, DEBEMOS CUMPLIR LA LEY. LO QUE NO DICE LA LEY... -Ahí el silencio fue absoluto. -ES QUE NO LE PODAMOS SEGUIR A DONDE VAYA.

Julio esperó a que su idea fuera permeando en la cabeza de la gente. -OS PROPONGO ALGO. PREPARAMOS UNA EXPEDICIÓN PARA QUE VAYA CON MIKEL A BUSCAR OTRA BUENA UBICACIÓN, SIGUIENDO EL CAUCE DEL RÍO. UNA VEZ ENCONTRADA LA UBICACIÓN, IREMOS PREPARANDO LA ZONA PARA VIVIR TAN BIEN COMO AQUÍ E IR ACOGIENDO A LA GENTE. AQUEL QUE NO QUIERA VENIR, NO TIENE QUÉ HACERLO, POR SUPUESTO. Y FUNCIONAREMOS COMO UN ÚNICO PUEBLO GRACIAS A LAS RADIOS. LEYES ÚNICAS Y COLABORACIÓN ABSOLUTA ENTRE TODOS.

La gente rompió a aplaudir y a gritar de alegría. La idea gustaba. No obligaba a nadie a hacer nada que no quisiera y se le ofrecía una buena salida a Mikel. Julio se acercó a Mikel y le susurró al oído. -Además, somos demasiados para un solo pueblo en estas condiciones. jijiji... -Por culpa de nosotros dos, miles de personas se mueven a un nuevo asentamiento, viejo loco. -le sonrió Mikel.