La vida

Serie Asesinos, chivatos y macarras.

Capítulo 1

El tipo hablaba y hablaba, sin apenas coger aire para respirar. Me miraba a los ojos con una expresión de desesperación y miedo. Sabía que su vida dependía de sus palabras.

Tenía clavado en su frente el cañón de mi automática. Había estado toda la noche recorriendo los puticlubs de la zona para encontrarlo. Era un soplón de la pasma, y había hablado sobre mí. Aquella mañana, temprano, un grupo de maderos se habían presentado en mi apartamento para detenerme. Suerte que estaba avisado y no estaba allí. Quien me puso sobre aviso me digo quién había sido el chivato. Y allí lo tenía, en los lavabos de un mugriento club con las putas más sucias y feas del mundo. Y con los macarras más cobardes. Ninguno de ellos se atrevió a venir a molestarnos en nuestra “intensa conversación”. Lo metí en los aseos a patadas y todos los que estaban en la barra miraron para otro lado. Los proxenetas no son valientes; solo pegan a las mujeres que chulean. Y los puteros son aún más cobardes. Temen que se sepa que visitan estos lugares, así que nunca quieren líos. Por eso abandonaron, disimuladamente, el local. Previeron la tormenta.

El tipo, a la vez que hablaba, lloraba como un niño pequeño. Sabía que su suerte estaba echada y que ya nada lo podía salvar. Dijese lo que dijese, aquel hombre estaba ya muerto. Además, yo estaba cansado. Había estado todo el día buscando a aquella escoria y quería irme a dormir a algún club más decente que en el que me encontraba, así que decidí terminar rápidamente: Apreté el gatillo y espolvoreé sus sesos por los azulejos mugrientos y el water lleno de excrementos. ¡Sangre y mierda, el resumen de mi vida!

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Capítulo 2