LO QUE EL MIEDO SE LLEVÓ

Sé que no me lees, pero este día lluvioso me recuerdan a aquel paseo bajo la lluvia y cuando me ponías la mano ante los ojos para que no me entrara el agua. También me recuerda ese otro día lluvioso en el que nos pasamos más de 30 horas sin salir de la cama, aurrucados oyendo llover. Llegaste como un huracán así como tú eres siempre y pusiste patas arriba mi vida. Ni te imaginas lo que me costó recomponerla. Aún hoy no lo está del todo, y tampoco quiero que lo esté. Debería pasar página, pero no me da la gana. Dicen que la esperanzas es lo último que se pierde. Recuerdo el día que te conocí, lo nervioso que estabas. Recuerdo que en ese momento te ignoré, pero sin quererlo ya me había enamorado de ti.

Lo que me costó que te lanzaras, y tu cara expectante con miedo en los ojos cuando el otro con su cuerpo escultural y su cara de revista me invitó (e insistió) a salir con él. Un día antes no hubiera dudado, pero porque aún no te conocía.