Hoy es uno de esos días que me siento un sapo moviendose por el pantano. Salto de hoja en hoja y en uno de esos saltos le fallo a la hoja y me enlodo hasta el rabo. Me vuelvo a subir a la hoja y siento mis patas pastosas, mi lengua que sale con dificultad, mis pedazos de carne moviendose por todos lados. Puedo sentir en mi ya gruesa piel las miradas de los bichos del bosque a lo lejos. Mi pastosidad es a estas alturas contagiosa. Puede alguien mandar a alguna hada madrina?