Julio 2020

En Julio terminé sólo un libro. Por suerte fue uno muy bueno y que recomiendo ampliamente.

Los muros de agua por José Revueltas

Un grupo de comunistas son llevados a la prisión de las islas Marías en calidad de presos políticos. La historia se relata en una serie de viñetas, que describen la realidad de los políticos, o de los otros colonos de las islas Marías. Un buen número de personajes memorables, como El chato, El miles, Soledad o los guardias, frecuentemente toman la posición principal en la narración.

No era posible comprender que un corazón como el suyo fuese capaz de abrigar un gran dolor; se pensaba un poco en una cosa inanimada y como animal a la que podía golpearse y ofenderse sin consecuencias, sin un gemido. Por eso su llanto era indebido, chocante y daba cólera oírla, la misma rabia que da un remordimiento.

En el libro, Revueltas trata el tema la degeneración, el paso que lleva a alguien a cometer un crimen. Los políticos, que son sometidos de los castigos más duros, no son la excepción y las duras condiciones terminan afectándolos a ellos también.

“¿Y quién está a salvo de cometer un crimen?”, pensaba. Un crimen es algo muy sencillo. Todos los hombres se encuentran al borde del asesinato.

El libro, a pesar de parecer una visita al infierno, también presenta una salida, una posibilidad de optimismo hasta en las condiciones más difíciles. Destacan también los personajes femeninos, en especial Rosario.

No me gustaría terminar sin mencionar las reflexiones que hace Revueltas ocasionalmente relacionadas con las matemáticas (presentes también en algunos de sus cuentos). Me parecen bastante ingeniosas y originales.

Porque ahí Santos, como el resto de los colonos, no pasaba de ser un conjunto de números, y un número, siempre, esconde toda la suma que puede imaginarse de ocultación, de desconocimiento, de más allá.