La S

La montaña esta hecha de rincones únicos, imágenes repentinas que se entrelazan con sensaciones previas, dudas, ansiedad, algún color específico del cielo, ese aroma de la roca, una calidez especial que se respira en el aire helado, el murmullo metálico del equipo, el sonido de los grampones pisando nieve helada de madrugada,  esa sensación de incertidumbre que se mezcla con la bella rugosidad de un granito blanco perfectamente cortado y tus manos que tocan esa roca neta y tu piel que se adhiere a ella como los deditos de esas pequeñas ranas...y no te caes jamás, porque te sentís en plena forma.... respirás vida y sos....te sentís parte única, fundamental......no podes más que disfrutar esa imagen que viajará con vos toda tu vida...te queda grabada a fuego en la retina.... para siempre....no te olvidas nunca más....ni de la imagen, ni de la sensación vivida.....y el tiempo no importa... no existe mas...debajo tuyo cientos de metros abajo, la montaña es recorrida por un diedro perfecto herido en una pared blanca y tu compañero que casi flota sobre un glaciar...

Hay momentos donde la capacidad técnica, la soltura con que nos desenvolvemos en hielo ó en roca logra una escalada despreocupada en total balance con el mundo que nos rodea... y  la altura, la exposición, el compromiso, el vacío, esa incertidumbre que te hunde en lo más profundo de ti mismo es lo de menos... ahí comenzamos a vivir conectados a la realidad de esta vida. La concentración es fundamental, siempre desconfiar, no relajarse , ni subestimar escaladas, ni descensos. Cualquier cerro ó aguja por menor que parezca puede encerrar tremendas experiencias, porque la montaña no es nuestro mundo, es otro mundo, con otras leyes, leyes que se viven a corazón, instinto y pasión.

Cuando vamos a la montaña viajamos a otro mundo, es otro universo, que no tiene nada que ver con el cotidiano, un universo plano, la montaña es instinto salvaje, animal, sentido común, supervivencia y autoconocimiento, donde se sobrevive, donde si bien las leyes físicas son las mismas, allí estas se revelan tremendamente implacables. En la montaña no hay resguardo.

La montaña no necesita de nosotros, y no hace nada para hacernos nuestra estancia más placentera. La montaña es un desierto, árido, vertical, esteril en si mismo que naturalmente impide la vida.... un desierto de granito, hielo y nieve, y nosotros nos aventuramos a el buscando respuestas, buscando ser humanos.

Es en aquel cálido rincón cerca de un pequeño arroyo de aguas sabias y transparentes en un lejano y profundo valle donde nacieron mis sueños de montaña y a donde vuelvo y volveré una y otra vez a encontrarme conmigo mismo.