Cat in the Box

Este juego se basa en las bazas. Así que podríamos decir que está basado y bazado. Y, aprovechando el tema, podríamos pedir que La Dama de Baza volviera a Granada.

Para los lectores españoles con una cierta edad o manejo con los juegos de carta clásicos, los juegos de bazas son como la brisca: Por orden de turno cada persona juega una carta de su mano. La carta inicial determina el palo predominante. Cuando todos han jugado su carta, la mano la ganará quien haya jugado la carta más alta del palo predominante, que pasará a ser el jugador inicial en la siguiente ronda. En multitud de juegos existe un palo de triunfo (la vida en la brisca, por ejemplo), que tiene prevalencia sobre el palo de la carta inicial de la ronda. Y, explicadas las reglas básicas de estos juegos, a meter variantes para hacerlo original.

Cat in the box lo hace de una manera muy interesante (y cuántica). Hay cuatro colores, azul, amarillo, verde y rojo, con el rojo como palo de triunfo. Sin embargo, las cartas no tienen color, sino que el color es determinado al jugar la carta, y además cada jugador marca en un tablero que esa combinación de número y color ya ha salido, impidiendo al resto jugar esa carta.

Además, al comienzo de cada ronda (en cada ronda se juegan todas las cartas de la mano inicial salvo dos) realizaremos una apuesta de cuántas bazas vamos a ganar, recibiendo como puntuación extra en cada ronda si acertamos el número máximo de casillas contiguas ortogonalmente con nuestro marcador en el tablero con el registro de las cartas jugadas.

A diferencia de la brisca, donde jugar una carta del palo de la carta inicial es opcional, aquí es obligatorio, con lo que indicaremos también que no tenemos ese color en nuestra mano, y no podremos jugarlo en el resto de la ronda. Y hay más cartas con cada número que colores, con lo que puede que en algún momento alguien cree una paradoja, con lo que dicha persona recibirá una penalización y finalizará la ronda.

El gato es mío y lo observo cuando quiera (y juegue la carta)

Toda la explicación puede resultar confusa, y más cuando empiezas diciendo “Esto es como la brisca”. Al tercer pero ya la gente rezonga pensando que va a ser un juego muy complicado, aunque a la segunda ronda ya la mecánica está completamente entendida. Otra cosa es el desempeño de cada uno, pues hay muchas cosas a tener en cuenta. A diferencia de otros juegos de bazas, aquí no hay que contar las cartas, pues el tablero ya sirve de registro. Sí tendrás que buscar ganar bazas, acertar con la apuesta inicial, crear una amplia región contigua de casillas en el tablero y, sobre todo, no ser quien cree una paradoja, lo que da una sensación continua de ir andando sobre un alambre.

La idea es fantástica, la mecánica es simple pero da cierta profundidad en el juego, las cartas tienen dibujos de gatitos y los símbolos de cada jugador parecen gominolas con motivos científicos. Este tipo de juegos es el que uno no se cansa de descubrir y de enseñar a la gente, que, cuando observa que las cartas son todas negras le explota la cabeza (hasta ahora no literalmente).

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