Cajón Desastre

random

Voy tarde por #cosas que si vienes de tuister igual ya conoces. Este año he escrito muy poco de feminismo @PorqueShonda ha sido el lugar donde he volcado todo lo que tiene que ver con el tema. Por primera vez desde que tengo el cajón desastre no hay nada de feminismo en mi top 10 del año.

Así han quedado los más leídos

📋 La lista de tuister de los libros para verano: Un clásico porque la lista la hacemos entre todas y yo me limito a recopilar vuestras sugerencias.

En torno al ayuno intermitente. En febrero, asustada porque varias personas que conozco estaban teniendo comportamientos peligrosos con la nutrición basados en las presuntas bondades del ayuno intermitente escribí sobre el tema. Spoiler. NO LO HAGÁIS. Y pensad hasta qué punto le llamamos “comer sano” a enmascarar TCAs variados

📚 La lista de los #librosparaverano que compré. Algunos salieron de vuestras recomendaciones y otros de mi capricho. Otro clásico

🖱️ Urgencia vs desconfianza en la conversión. Es un post recuperado de mi antiguo Posterous (sigo echando de menos Posterous, ya sabéis) Que un post con más de 15 años siga vigente y tenga “tantas” visitas me hace sentir orgullosa. En 2024 al menos la confianza es un factor que se piensa teóricamente aunque luego se relegue por otros más “pintones” en los KPI´s

🗣️ Mi post sobre As Palavras. El 3er y maravilloso disco de Rubel

😢 Mi post sobre la pena que me da no tener ganas de ir a los conciertos de 25 aniversario de QG. Siguen intentando convencerme y sigo sin tener ninguna gana. Sigue jodiéndome. Algún día haré las paces con mi decepción. Supongo.

🧘‍♀️ Mi enésimo post sobre cómo el yoga y mis lentos avances en esa disciplina (más de una década y sigo pareciendo principiante de las malas) me ayudan a procesar las cosas menos bonitas de la vida.

🍬 Sobres de azúcar y curva de aprendizaje. Este lo recuperé porque me lo pidió Gus desde Chile. Es uno de mis post de UX favoritos y me gusta que la gente se lo haya leído todavía con interés este 2023.

👘 La metáfora del armario adolescente. Llevo usando esta metáfora desde 2007. Y sigue funcionando.

🍂 Epílogo otoñal a los #librosparaverano 2023. Cuáles de los que compré terminé leyendo y qué me pasó al hacerlo…

🃏 Sobre “The fooler” el disco nuevo de Nick. Es el 11 post más léido de 2023. Pero ya sabéis que los decálogos nunca tienen 10 puntos y los top 10 son mejor si los cierra Mr. Waterhouse aunque sea en el puesto 11.

Tags: #random

Tags: #música #random #rosalía

He visto la actuación de la Rosy unas 20 veces desde anoche. Entera. Casi 4minutos. Se me pasan en un suspiro y a la vez siento que me está contando una historia larguísima.

Empieza a cantar y hay una descarga en mi nuca y mis hombros. Un estremecimiento. Cuando ya me voy recuperando llega el “devoramos vivos como fieras” y vuelve.

Un poco después hay un amor gritado, cuando ya han empezado las palmas, y otra vez esas olas en las vértebras. El siguiente devoramos vivos no tiene nada que ver con el primero. Es otra historia. Solo esos dos matices tan distintos diciendo el mismo verso me parecería una genialidad pero es que encima está todo lo demás. Y cuando acaba me emociono. Cada vez. Aunque no la esté mirando los ojos aguados.

Que haya gente que diga que no le transmite absolutamente nada para proceder a decir que es que como la Jurado nada, me parece marciano. Porque entiendo q no te guste nada la versión. Pero creo que lo que les pasa a muchos es que les incomoda cuánto expone.

Es como esa gente a la que les molesta ver a otros besándose apasionadamente por la calle. Algo que para mi es un falso pudor y tiene más que ver con lo que no te atreves a expresar o quizá nunca has sentido. Pero eso es lo de menos. Porque la capacidad de incomodar desde lo frágil, hacer lo contrario que la Jurado que ponía esa coraza de aparente fuerza, me parece genial.

La Jurado escondía lo roto. Ella lo enseña. Te lo rompe en la cara cada vez. Ambas fueron dos decisiones artísticas. Ambas válidas y potentes cada una en su estilo. Yo creo que a la Jurado le habría flipado lo que ha hecho Rosalía.

Y creo que es una cosa simplísima si lo piensas. Jurado cogió a esa mujer rota de Alejandre y dijo: “no me da la gana de romperme, voy a convertir la canción en una armadura a puro grito”. Y lo hizo y es espectacular.

Casi 40 años después viene Rosalía y dice: bueno, venga. Vamos a romper la armadura. Vamos a enseñar lo roto y a ver qué pasa.

A mi me ha pasado de todo por el cuerpo. Y sobre todo ha conectado con algo muy personal que tengo, de lo que hablo muchísimo: lo que me hace fuerte es saber mis fragilidades. No necesitar esconderlas. El final de Rosalía me parece una genialidad. Una demostración de fuerza que envidio.

Tags: #random #music #JamieCullum

Cd Jamie Cullum, Cd Twenty something

En noviembre hará 20 años del día en que hicimos botellón en nuestro piso de estudiantes y yo puse una canción que había grabado aquella semana en un programa de madrugada en la radio.

Mi corazón juvenil estaba en proceso de reconstrucción y venía de una de esas decepciones musicales inesperadas que habían contribuido poco a que mi otoño fuese menos deprimente.

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Tags: #random

“Colocas tu mente como tu cuerpo. Con calma. Firme”

Eso dijo. Y yo pensé en mi frase de la semana pasada que no tenía nada que ver con el yoga: “ya lo colocaré en algún lado pero ahora estoy fatal”

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Tags: #random

Llevo un mes haciendo ayuno intermitente como experimento. Por qué, os estaréis preguntando.

Porque me preocupa lo alegremente que se habla del ayuno intermitente con las mismas características preocupantes que se hablaba de las dietas milagro hasta hace diez minutos.

De hecho diría que los artículos sobre dietas milagro se han sustituido por artículos sobre las incontables ventajas del ayuno intermitente.

Todo empezó un día contándole a un colega que desde hace 2 años tomo una pastilla que tengo que tomar en ayunas y no puedo combinar ni con lácteos ni cereales hasta 1h después de haberla tomado. Resulta que ese tratamiento me hizo darme cuenta de que llevo toda la vida desayunando sin hambre. Y me dijo “tú mucha coña el año pasado con el ayuno intermitente xq no parabas de currar pero lo haces sin darte cuenta”.

Así que decidí instalarme una app de esas de reloj y usarla un mes entero. Esto solo ha cambiado mi vida en que antes igual tenía hambre a las 11.35 y desayunaba y durante este mes miraba la app y decía “Bueno, me quedan 12 minutos”.

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Tags: #random

Me pasé a write por muchas razones. Una es que me dice cuanta gente ha leído cada post. Y me hace una lista de los 25 post más leídos. Y nada más.

Esos datos sirven solo para hacer estos rankings tontos. Y sobre todo sirven para no usar esto como una forma de conseguir nada más. Simplemente escribo y vosotras (personas humanas) leéis o no. Y si os apetece me decís en tuister o tomando una caña qué os parece (estoy intentando que se puedan dejar comentarios en los post sin registrarse pero no consigo que funcione en condiciones a pesar de la ayuda. Posterous sigo echándote muchísimo de menos)

Total. De los post que publiqué durante este 2022 9 han entrado en el ranking de los 25 más leídos.

Estos:

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Tags: #random

Bueno, como cada vez que he hablado de esto en tuister ha habido DMs y preguntas variadas he decidido recogerlo todo aquí.

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Tags: #Random

Casi todas las personas hemos corrido algún riesgo de contagiarnos de covid.

Quienes habitamos Madrid fuimos totalmente inconscientes de aquel riesgo durante febrero y marzo. Lo corrimos sin saberlo. Más en el metro atestado que en el 8M y más todavía cantando a gritos en bares de copas al doble de su aforo permitido. Sin saberlo.

Después, cuando empezó el encierro, los científicos andaban intentando explicar las vías de contagio y hubo un par de semanas de histeria en la desinfección de bricks de leche al volver del súper y rociamiento masivo de superficies con lejía y alrededores.

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Tags: #random #juegosdepalabras

ilusión

Del lat. illusio, -ōnis.

1. f. Concepto, imagen o representación sin verdadera realidad, sugeridos por la imaginación o causados por engaño de los sentidos.

2. f. Esperanza cuyo cumplimiento parece especialmente atractivo.

3. f. Viva complacencia en una persona, una cosa, una tarea, etc.

4. f. Ret. Ironía viva y picante.

Solo la primera acepción de ilusión implica engaño en nuestro idioma. Y no es la más frecuente hoy en día.

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Escribir en la cajita que no es blanca porque en el SXXI hemos resuelto el miedo a la página en blanco eliminando las páginas y el fondo blanco.

En el siglo XXI tecleo, sin embargo, en una cajita amarillo pálido. El mero hecho de teclear ya es raro de tan normal.

Aun recuerdo cuando aprendí mecanografía, a usar todos los dedos, a conectar los dedos con las neuronas, con la piel, a darle a eso la velocidad precisa. O la lentitud necesaria.

La gimnasia. Permitir a mis dedos torpes, a mis manos gordas, a mi zurdez reconvertida, alcanzar el ritmo alocado al que pienso o siento o lo que sea algunas veces.

Dejar de escribir a mano porque con el boli, esas mismas veces, no soy capaz de ir tan rápido como el impulso extraño.

No saber qué demonios vas a escribir.

La metáfora de siempre.

El caramelo

La lengua.

Lo que se derrite.

Leer a Belén Gopegui definir la poesía como una exactitud inesperada. Leer cada una de sus palabras exactas, no sé si tan inesperadas, no sé en cuántos sentidos de la acepción sus palabras me resultan inesperadas.

Leer a Gopegui mencionar a Google como el ente, como la máquina, como el monstruo que nos traga y nos aprende y nos busca los rincones pero se olvida de algunas conexiones.

Escribir esto en una cajita amarillo pálido patrocinada por google. Una que se sincroniza con nosecuantos chismes, servidores, nubes que no vuelan, cables y chips y luces de colores que recalientan sótanos en lugares distintos del mundo. Escribir esto en una cajita sincronizada con el mundo y saber que una araña, un motor, un bicho, otra máquina, va a pasar sus patitas, sus infinitas patitas, por mi texto minúsculo, irrelevante. Va a decodificarlo y recodificarlo, a indexarlo, a tratar de interpretarlo y sin embargo no va a leerlo. Y precisamente por eso va a quedarse mucho más lejos que tú. Que leerás esto tarde, o pronto, quién lo sabe. Sin necesidad de patas de araña, de robots.

Leerás esto tarde y no lo leerás con mi voz porque ni siqueira tienes muy claro cómo es mi voz a estas alturas. No eres una araña ni un robot ni una máquina, pero eres capaz de sonreir de medio lado en algunas palabras, recordar involuntariamente algunas otras, fruncir el ceño sin darte cuenta, cabrearte porque te das cuenta de que estás frunciendo el ceño y no querías. O no querías que yo supiese. Que tuviese razón y a la vez me equivocase tanto.

Tú, que no eres una máquina omnipotente, que eres un simple humano, un triste humano, eres capaz de todo eso. De conectar. De engancharte a algún saliente, de encontrar las rendijas. De hacer lo que google no hace.

Por más que tenga acceso a mi historial de búsqueda, de navegación, a los enlaces que sigo, los que omito, la música que escucho, la que paso, la que comparto, la que no quiero que nadie sepa que estoy escuchando.

Sabe lo que tú no sabes pero en el fondo no sabe nada. Nada de lo importante.

Soy una mujer previsible, no tengo ningún misterio. Nunca lo he tenido.

Por eso almaceno mis palabras inconexas en cajitas amarillo pálido patrocinadas por el monstruo que nos va a tragar a todos, comparto con ese mismo mónstruo una cantidad de información que no siempre soy capaz de medir o pesar. Excesiva como yo.

Pero la conexión se salta el chisme. El chisme conectado con el mundo no conecta, sin embargo, del todo conmigo. Y, con un poco de suerte, en cambio, quizá un destello fantástico, encienda algo ahí, al otro lado, en otro cerebro humano, plástico. Capaz de poner atención en cosas aparentemente triviales. De procesar muy poca información, con mucho cuidado. Agitarla despacito en un cóctel raro, convertirla en una especie de tesoro. En la materia prima de otra cosa.

La exactitud, el destilado, la sonrisa inesperada, la previsible, el ceño fruncido, la mala leche, el aburrimiento. Por qué te aburre, qué te aburre. Cuándo tenía que haber dejado que los dedos torpes, reeducados, dejasen de danzar por las teclas. Todos mis dedos, equivocándose doscientas veces al teclear y borrar y volver a teclear la palabra dedos. Mis dos manos danzando veloces en un espacio minúsculo, con un ordenador en las rodillas, un ruido de teclas, un camino de letras formando líneas que se rellenan veloces. La nada automática. Y de fondo la cajita amarilla. Conectada con la araña, desconectada de eso que no sé si es el alma, la cabeza, el ordenador central de cada uno de nosotros, los previsibles humanos pequeñitos, insignificantes que se comunican por impulsos, ondas invisibles que se desplazan veloces, recorren distancias enormes a la velocidad de la luz solo para que dos seres conecten sin un solo cable. A oscuras.

Otra vez abriendo el círculo que una vez fue una espiral. Los dedos, los mismos dedos que obedecieron a mi cabeza tecleando teorías raras del amor y las formas verbales y los errores del pasado, y el tiempo, y la curación, y el jazz y Hoper y las cerillas encendidas protegidas por manos y la luz, y lo oscuro, y las estrellas, y las inclemencias. Todas esas tonterías, que encendieron al otro lado, hace muchos años, alguna neurona, que pusieron en marcha un mecanismo inesperado de otras manos en otras teclas que suenan distinto y dicen distinto y juegan al escondite y fingen que nada tiene que ver con nada. Pero consiguen encender alguna luz al otro lado de algún cerebro privilegiado que se parece poco al mío, muy poco al mío, pero hace que mi cabeza enmarañada deje de pensar en botones y menús que se despliegan e iconos de colores y todas esas herramientas que barajo y mezclo y reparto 8h diarias en una oficina con orientación sur y vistas a unas obras, una vela, una carretera, una rotonda, una plaza ventosa llena de palmeras. Todas esas cosas que enumero con los dedos, en las que nunca pienso conscientemente, que google indexa, que se paran de golpe cuando Belén Gopegui despliega su arte y su lucidez y su lirismo, un lunes cualquiera, para explicarme cómo ven el mundo dos personas que no existen, dos personas que son ambas un trozo de ella y a la vez un trozo de alguien que no se parece nada a ella. Que son ambas una miguita de mi y a la vez no se parecen nada a mi.

Y eso hace que yo escriba febril e inconexa, veloz y espesa, todas estas palabras. Una detrás de otra, sin apenas pensar en nada que no sea la dichosa conexión, la exactitud de la poesía, la necesidad de que siga existiendo la gente que te inspira. De nombrarla. La diferencia entre las musas y la gente que te inspira.

Belén no es mi musa. Pero sin ella este texto no existiría, sin ella no hubiese dedicado 4 o 6 viajes de metro a pensar sobre el futuro, el miedo, lo previsible, las profecías autocumplidas pero sobre todo la complicidad. Esa conexión. Esa chispa. Ese fósforo prendido activando cerebros a distancia.

Los científicos nos dicen que no existe la magia. Que es una cuestión de entender mejor el mundo. Entender los modelos nos hace predecibles. Siempre he sido predecible. No ha hecho falta entender modelos complejos para descifrarme. Por más que google haga muchas líneas que ha dejado de prestar atención a este texto farragoso. Por más que ningún humano haya conseguido llegar hasta el final.

Podría seguir tecleando mientras pienso sobre esta nada tan importante. La conexión entre las mentes. Esa capacidad de algunas personas para abrir la puerta, colarse en tu casa, lanzarte sobre la cama, zarandearte, invadirte, acariciarte, despertarte la piel dormida, mientras fuera un viento al que los meteorólogos están a punto de darle un nombre, suena como un viejo instrumento de viento madera. Digamos un fagot.

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