La Memoria del Escorpión

Reflexiones misceláneas de la vida

(Texto escrito en junio de 2020, como puede intuirse por el contexto y al que he metido algunas correcciones) (está casi igual)

Debido a la implantación de la nueva medida «estrella» contra la (extrema) pobreza que el gobierno autodenominado 'más progresista de la historia' ha sacado a la palestra (Ingreso Mínimo Vital), se ha producido un gran debate social en torno a esta, que ha polarizado bastante a la población. En un simple vistazo podría decirse que tenemos detractores acérrimos, que tildan a la medida de paguita, y que entienden que es desincentivar que la gente trabaje, que es provocar un «efecto llamada», y apelan a la injusticia y a la aparición de gente que se «aproveche» de esta medida. Y por el otro lado, habría defensores, que señalan de la necesidad de que las familias más vulnerables, tengan acceso a unos mínimos, sobre todo, en estos tiempos de crisis ocasionados por la situación del coronavirus. También estos últimes apelarían además que es necesario incentivar el consumo para reactivar la economía.

En resumidas cuentas, esos parecen ser los «argumentos» que están encima de la mesa y a los que la gente tiene acceso para decidir que le parece la medida, y aunque he dicho que la gente está polarizada, es probable que haya mucha gente en un punto relativamente intermedio que acepta esta medida como un parche «necesario» pero no le hace especial gracia. Aunque por otras turras mías se puede adivinar que yo en todo caso estaría en el lado de los que no solo le parece necesario, sino insuficiente, no quiero usar este texto para hacer una defensa de esta medida. Quiero ahondar en cuales son las razones que nos hacen reaccionar emocionalmente a estas medidas. ¿Qué es lo que hace que se nos active ese miedo a que «otres» se aprovechen? ¿Qué necesitamos que los otres hagan para considerar que tienen derecho a vivir? ¿Hay realmente argumentos «numéricos» en contra, o es sobre todo una aversión emocional? En definitiva, lo que me interesa dilucidar, es qué mecanismos mentales se activan en nosotros para mostrarnos más o menos favorables a este tipo de medidas o a la idea de que alguien reciba dinero para existir en función de «a que se dedica», y en que inconsistencias puede que estemos incurriendo.

He participado en, y observado desde fuera, bastantes «debates» o intercambios de pareceres sobre esta cuestión, y parece que los dos mayores miedos que existen son: 1) Que alguien se aproveche y «viva del cuento». 2) El sentimiento de injusticia de que alguien obtenga algo mientras yo «me jodo». 3) Que no haya “dinero” para pagarlo y eso «nos arruine».

Sobre la primera cuestión cabría preguntarse… ¿Qué consideramos que es suficiente que una persona haga para merecer tener lo suficiente para una vida digna? ¿Necesitamos que aporte algo a la comunidad, o simplemente que entregue algo a cambio (tiempo o esfuerzo) para justificarlo? Esta segunda siempre se me ha hecho muy relevante y lo voy a poner de manifiesto en varios ejemplos de la realidad. Hay muchos ejemplos de trabajos donde el aporte comunitario (beneficio para las personas) puede resultar discutible (sobre todo si obtienen remuneraciones relativamente obscenas a su contribución). En este campo tendríamos a deportistas de élite en deportes de masas, productos artísticos de masas, famosos, estrellas mediáticas, políticos de altos vuelos, altos cargos directivos, accionistas y demás «freelancers» financieros, etc. Todas estas figuras gozan de bastante prestigio, y manejan unas cantidades con las que vivirían muchísimas personas. Sin embargo, tiende a parecernos mucho menos sangrante eso, que el hecho de que alguien tuviera lo necesario para vivir, sin necesidad de hacer ninguna contrapartida que lo justifique. No obstante, aquí no estaría escarbando muy profundo, pues aunque gocen de un prestigio social, que para muchos, impida poner en duda por qué ellos merecen vivir así y otros no, mucha gente también tiene en mente esta crítica. De hecho podría deducirse que yo comulgo con cierto simplismo en el que si se «barre» a toda esta gente y se «reparte» todo ese dinero, sería la solución a nuestros males. Y nada más lejos de la realidad, pues ese tipo de populismo tiende a llevarse por delante a una élite, para sustituirla por otra y no cambiar nada de lo estructural y profundo. No obstante no negaré que hay muchas cosas que se deberían y podrían hacer al respecto. Pero no es el tema hoy.

Siguiendo en esta primera cuestión, ahora le toca el turno a algo menos «popular». Voy a meter el dedo en la llaga de trabajos «populares». Trabajos humildes. Dejo claro preventivamente que esto no es ninguna crítica a aquellas personas que trabajan en esos puestos (también he pringado). Es solo un cuestionamiento sobre por qué consideramos más valido realizarlos que no hacer nada. Dejando al margen el realismo, ¿Cuál es exactamente el valor que aporta a una comunidad de personas, interceptar a personas para que compren un producto? ¿O hacer atractivo un producto para que sea comprado? En definitiva, cualquier trabajo surgido de la necesidad de las empresas de obtener mayores beneficios? No estoy negando el esfuerzo de ninguno de los trabajos que menciono. Pero… ¿Es el esfuerzo entonces la variable que determina qué nos parece aceptable para que alguien reciba dinero para vivir? ¿Qué pasa si ese esfuerzo, aunque la persona no lo sepa porque «solo hace su trabajo», está contribuyendo a que el mundo, de hecho, sea un lugar peor? En la práctica equivaldría a decir: «Me parece normal no dar lo suficiente a una persona que no hace nada, pero me parece bien que una persona que hace algo que contribuye a que el mundo sea un lugar peor, lo reciba». Se que este no es el razonamiento voluntario de nadie, pero son también las consecuencias de aceptar el modelo en el que te ha tocado vivir sin pensar a fondo la lógica subyacente. Y si te parece tramposo, es posible que lo sea. Pero no más tramposo que creer que dar lo suficiente para vivir a todas las personas, sea subvencionar a aquellas que no harán nada por su comunidad.

¿Qué otra cosa posibilita que pasemos por alto y nos parezca normal que haya que ocupar trabajos que no nos otorgan como seres humanos ningún beneficio? La idea de que hay que «trabajar» en algo, como condición indispensable para ser tenido en cuenta como persona. Eso parece indiscutible. Y me encantaría poder estar de acuerdo, o al menos, considerarlo una opción, pero… ¿Y que significa el concepto trabajar para nosotros? ¿Es trabajar si me pongo a recoger, limpiar y cuidar la casa donde vivo con otros seres humanos? Desgraciadamente no. ¿Es trabajar si intento producir algún valor informativo, o cultural para las personas que me rodean? No, si no lo hago de manera profesionalizada. ¿Es trabajar, si presto servicios de voluntarie? (Esto se responde solo…). Pero entonces… ¿Cuál es el criterio? “Generar riqueza”. ¿Pero qué demonios es esto? Pues en la práctica, y contraintuitivamente, no es generar algo positivo en tu comunidad, sino generar un beneficio particular por alguna acción, materia o servicio dado o prestado. En resumidas cuentas (y hablando en líneas generales y del mercado). Si en un organismo privado (empresa) me pagan por lo que estoy haciendo, estoy generando riqueza (El tema de lo público tiene otras lógicas pero tampoco es mi santo grial el estado precisamente, pero vamos a dejarlo correr para otro momento). La lógica subyacente, es que entendemos que para que alguien reciba dinero de ese organismo privado, ese alguien debe estar generando algún beneficio al organismo, porque nadie que piense en su beneficio, daría algo a alguien sin recibir nada de “valor” a cambio. Aquí el problema en si no es el razonamiento, es creer, que si algo tiene valor para alguien, que tiene poder para comprarlo y aprovecharse de ello, se convierte, de manera «mágica» en algo valioso en sentido general. Hace que el valor, tanto de las cosas como de los trabajos, no sea estipulado por la necesidad que las personas tienen de ello, sino por cuanto beneficio personal pueda alguien sacar de «invertir» su tiempo y sus posesiones (capital) en hacer que esa actividad se lleve a cabo.

Parece entonces que, aunque con buena intención, nuestro objetivo fuera que «todo el mundo» trabajara para poder recibir su derecho a la existencia, es decir, que todo el mundo aportara algo a su comunidad para que no hubiera personas que se “aprovecharan” del trabajo de todes, como nuestro concepto de trabajo está brutalmente alejado de lo que significa «aportar algo a tu comunidad», la relación y el razonamiento, acaban haciendo aguas.

Otra cosa muy frecuente, es la desconfianza máxima en el espíritu humano. Ya no hablo de la desconfianza, en términos de actitud crítica, ante la realidad, cosa muy necesaria. Sino la desconfianza de pensar que el ser humano (menos yo o los míos claro) siempre va a tender a ser todo lo peor posible. ¿Por qué digo esto? Porque no nos damos cuenta, de que el hecho de que alguien reciba lo suficiente para vivir dignamente, sin que tenga que cumplir una contrapartida, significa que de facto, esta persona no vaya a hacer nada por nadie, ni a realizar ningún tipo de labor que resulte beneficiosa para la comunidad. Existen muchos ejemplos en los que las personas realizan comportamientos cívicos, iniciativas de apoyo mutuo, de creatividad, de un montón de cosas positivas, sin que reciban nada a cambio. Y eso teniendo en cuenta que necesitan usar el tiempo también para ganarse ese 'derecho a la existencia'. Así que no solo es falso que las personas no sean capaces de hacer cosas buenas por los demás sin ese incentivo económico, sino que las realizan a pesar de ser desincentivadas a hacerlas, ya que el 'coste de oportunidad' (otro término ARGH) que supone hacer algo sin pedir dinero a cambio, es ese dinero «no ganado», en un mundo donde el dinero parece que lo «puede» todo, y es el lamentable 'pasaporte' necesario para existir en este mundo que nos hemos dado. El ser humano, recibe un beneficio intrínseco cuando se siente parte de una comunidad de la que forma parte activamente. Dando y recibiendo ayuda. ¿Gente que se aproveche de esto? Eso ya existe. Pero los que se aprovechan tienen el visto bueno por pertenecer a escalones privilegiados. Y si queremos también escarbar en la parte aporofóbica, con la situación actual tienen más incentivos a ese “aprovecharse”. Porque la alternativa generalmente es degradarse como ser humano en trabajos miserables. ¿La 'picaresca'? Algo normal cuando la normalidad es un ambiente hostil e irrespirable. Según escribo estas ultimas líneas me estoy acordando de la película de «Parasitos» por ejemplo.

Y esto además es, como siempre, situando la lupa en el pobre. Que es el que siempre tiene que demostrar que es un ser de luz. El que ya posee, parece que no tiene que demostrar nada porque el sistema ya le ha premiado. A nuestros ojos ya estaría validado pues. Pero no está de más decir, que en nuestro sistema, ese aprovechamiento que nos da miedo en los pobres (Que reciban dinero sin aportar nada a su comunidad, y estemos «sosteniéndolos»), es lo que por definición, hacemos con los ricos, solo que vemos las cosas con mentalidad de capataz siendo nosotros el esclavo. Sus beneficios son posibles debido a nuestro trabajo. Sus rentas (Pisos, locales, propiedades) las reciben de aquellos que están ahogados en ese sistema productivo, y así un largo etcetera.

Este es un punto al que quería llegar pero no quería ni mucho menos hacerlo el punto central, porque en mi opinión simplifica el debate pero… Si recibir una cuantía mensual por ser ciudadane sin que se exija una contrapartida es una «paguita» y está mal, ¿Por qué nos parece bien que alguien viva de la renta que le produce algo en el que su practicamente única aportación es tenerla en propiedad? Que diferencia existe entre una Renta básica Universal, y los beneficios pasivos de alquilar pisos y locales, o de jugar a los beneficios financieros con acciones? En realidad claro que la hay. Una sería un derecho. Para todo el mundo. Lo otro, es un privilegio. Heredado además en muchas ocasiones de tu situación de nacimiento. Lo primero te permite adquirir la libertad, sin necesidad de perjudicar o explotar a otres (este punto es una simplificación que está obviando el orden global de explotación para poder pensar en una RBU a nivel nacional, pero meterse en ese jardín excede el point del texto). Lo segundo, exige que alguien esté perdiendo y compra tu libertad a través de la esclavitud de otre.

Por último, está la crítica que siempre aparece en nuestra mente cuando se habla de vivir mejor. Que esto es utópico. Que no hay dinero. Que no lo van a permitir, etc. Puedo hasta compartir algunas de ellas en cuanto a su dificultad. Pero lo necesario no es siempre lo accesible, y eso nunca debería ser razón para perder su horizonte y solo conformarse con aquello que parece «sencillo» de realizar. En mención especial al «no hay recursos» si me gustaría decir que esto no se trata de «crear» recursos de la nada. Se trata de repartirlos, y dejar de asignarlos en función del valor arbitrario y deshumanizado que designa eso que llamamos «mercado». Que el dinero, no existe. Que la gente no vive de dinero. Eso solo es una abstracción representativa. Un método de intercambio. Pero el recurso real son otras cosas. Los alimentos, las relaciones, las materias primas, la capacidad de estudio, la organización, el conocimiento, el reconocimiento de necesidades, cuidarnos… Si el dinero está desconectado de ellas, no es nada. Solo un estorbo que gasta energías en algo más destructivo que constructivo. Preferimos facilitar la vida de negocios cuyo único beneficio destacable es «dar empleo» (sin hablar de que tipo o si la función realizada es buena en si misma), y generar riqueza, que de actividades, grupos o personas que estén interesadas en mejorar la vida de lo que tienen alrededor (aunque solo fuera su familia o sus amigos ya sería un aporte mucho mayor que el de una empresa cuya aspiración es generar beneficio personal a través de explotar personas (tanto a les trabajadores, como a les consumidores a los que va a generar necesidades que no tenían, en otras tantas ocasiones))

Sin duda, este es un texto bastante largo, donde aún así, me hubiera gustado decir y intentar argumentar muchas más cosas, y probablemente no esté demasiado bien ordenado ni sea especialmente atractivo para ser leído, sobretodo por quien más me interesaría que lo leyera (personas que siguen ancladas en ese discurso del 'ganarse la vida'). Sin embargo si me gustaría que quien haya llegado hasta aquí se hiciera algunas preguntas:

– ¿Qué hay que hacer para merecer la vida?

– ¿Qué objetivo tiene esa intransigencia con aquellas personas que no cumplen esas expectativas?

– ¿Estamos siendo objetives valorando lo que hacen las personas para «merecer» esa vida digna?

– ¿Necesitamos controlar y registrar cada actividad de cada persona para poder mostrar un veredicto a la anterior pregunta?

– ¿Estamos poniendo al ser humano y sus necesidades en el centro?

– ¿Se puede ser libre si no tienes ni las condiciones materiales suficientes ni la capacidad negociadora para poder elegir?

– ¿Por qué necesitamos otorgar privilegios a aquellas personas supuestamente «de éxito»? ¿No es «el éxito» suficiente recompensa?

– ¿Por qué insistimos en creer que el ser humano necesita incentivos económicos para hacer cosas buenas por sus congéneres cuando hay miles de ejemplos en el puro día a día que demuestran que lo único que necesita es tiempo, empatía, acceso, y capacidad?

– ¿Por qué insistimos en creer que el incentivo económico selecciona a los mejores, y a las mejores actividades para que prosperen, cuando hay miles de ejemplos que demuestran lo contrario? (autoorganización, comunidades, foros, asociaciones, software libre, mods de videojuegos, etc)

– ¿Por qué nos hemos alienado tanto, como para que nos parezca peor moralmente rechazar un empleo de mierda, que tener un empleo de mierda?

– ¿Por que romantizamos ser un trabajador sacrificade y explotade y demonizamos al pícare que escapa de esas condiciones?

– ¿Por que romantizamos nuestra lealtad como 'empleade', en vez de poner en valor cual está siendo nuestra aportación al mundo o a las personas?

#divagaciónConceptual #abierto

Este texto nació para intentar dar respuesta a las preguntas abiertas para reflexión que le compi Kamon realizó en Mastodon. Me ha sido un proceso útil e interesante que recomiendo a otras personas hacer (aunque sea de manera interna).

Respuestas 'cortas' a las preguntas

¿Qué situaciones habéis generado que sean perjudiciales para las personas NB? (“Ninguna” no es una respuesta real)

En el pasado: Señalar (no de tu a tu de manera directa, sino como le otre distante al que no te acercas) ante personas que se escapaban de la lógica binaria (en aspecto/comportamiento, no en autodefinición). No comprender ni intentarlo. Evitar acercamiento. Juzgarlo como 'extravagancias' y caprichos. Reír chistes y gracias (no en su presencia literal)

Más reciente pero en proceso (mentales más que nada): Impulso a 'psicologizar' a las personas (y en consecuencia deshumanizar) (me pasa con más temas). Ser un cobarde y no cortar “chascarrillos” recurrentes sobre el género o el lenguaje inclusivo (no me refiero dirigidas a una persona concreta, sino soltadas al aire en ambiente normativo). No contrarrestar el aislamiento por miedo a meter la pata (No meter la pata, y sobretodo, no querer meterla está bien. Pero no interactuar al final es potenciar ese aislamiento). Queda cierta reactancia al lenguaje neutro.

¿Tenéis presente a las realidades no binarias en vuestros discursos y contextos sociales cotidianos?

En general, pero ahora mismo más, mi contexto social cotidiano es muy reducido. Y actualmente está casi más aquí en Mastodon que en cualquier otro lugar. Por lo que ahora me es más 'fácil' intentar tenerlo presente, al ser una realidad más tangible aquí, aunque seguramente siga habiendo ideas preconcebidas en mi mente, y tenga miedo a meter la pata. Antes de esto, y al margen de 'debates', lecturas o reflexiones esporádicas (y por tanto 'intelectualizadas', sin “carne”) no era una derivada presente en lo más absoluto. Igualmente me queda mucho por interiorizar.

¿Pensáis que alguna persona NB se puede sentir incómoda frente a vosotros/as por razón de ser hombres/mujeres?

Creo entender de manera racional la posibilidad de esa incomodidad (y aunque luchara contra ello, puede que me rallara y lo tomara equivocadamente (o no) en lo personal), pero vaya, entiendo que también va a depender mucho de cada persona el sentimiento. Como el miedo a sentir el juicio o el desprecio. La inseguridad de como vas a ser viste/leíde por alguien que no conoce tu realidad. ¿Qué coordenadas o expectativas va a tener esa persona sobre lo que soy? ¿Qué preguntas me va a hacer? ¿Qué se está imaginando? ¿Me está viendo a mi o a una idea preconcebida? ... Pero no puedo estar seguro de entenderlo. Supongo que tengo la capacidad de intentar imaginarlo pero es bajo mis propios parámetros y experiencias. No lo tengo realmente integrado. Necesitaría más tiempo de estar en contacto con personas no binarias (que lo sientan así o que no lo sientan así), y ver esos escenarios donde ocurre para acercarme más a ello. Y probablemente aún así nunca lograría integrarlo del todo más que como asimilación de una experiencia propia que sienta 'parecida'.

Tocho autobiográfico que he necesitado escribir para intentar contestar a esas preguntas (Son casi 2500 palabras, tu verás 😅)

Los cuestionarios siempre me han puesto un poco nervioso porque siento la necesidad de dar mucho contexto y matices a todo, así que probablemente me vaya mucho por las ramas. Espero no obstante no esquivar ni las preguntas ni la responsabilidad, aunque estén rodeadas de todo ese contexto y matices. También hay que tener en cuenta que no he tenido un mundo social demasiado amplio ni consistente, con lo que mi interacción con el mundo no ha sido muy significativa para bien y para mal.

En la práctica totalidad de mi vida, NB ha sido un concepto no existente. En el sentido de 'no pensable'. Sólo había chicos y chicas. En ese binarismo, apartarse de la norma era castigo. Y ir contra la norma no era tanto definirse de otra manera sino no actuar en base a esos moldes o no poder ser identificable con ellos. En mi entorno cercano de una u otra manera todes performábamos eso. Una de las formas de performarlo y reafirmarse era precisamente señalar a las personas que no encajaban. En mi (nuestro) (y digo también nuestro no por quitarme responsabilidad, pero al final me mimetizaba bastante con el entorno/grupo en donde estaba) caso no me refiero a ser un 'bully' (yo era (era? xD) más de los 'pringuis' de hecho), ya que en realidad esas personas no estaban dentro del entorno (al menos de forma manifiesta), ni había interacción. Podía ser ver alguien por la calle (o en el instituto en otros grupos) y que uno comentara: “Ostia has visto?? Pero es un tío o una tía? jaja”. Y tu entonces... reías. Y no me molestaba en ocultarlo. No iba a molestar de manera directa ni a hacérselo patente a la otra persona claro, pero no me paraba a pensar en si podría incomodar o hacer daño. No tengo recuerdo directo pero no descarto en alguna ocasión haber sido el 'iniciador' del “chiste”. Es una mierda y me sale la culpa. Porque he sido además cobarde con más cosas. Y por más culpa que sienta no puedo evitar pensar que no había manera de que mi persona en ese momento, con mis particularidades, lugar y circunstancias hubiera actuado de otra manera. No es justificación, lo se. Lo siento. Y a veces también pienso si aparte de los flashes de situaciones que recuerdo, no habrá otras peores pero que no recuerdo... Pero supongo que ese camino tampoco me lleva a ningún sitio en realidad. Prosigo.

Con el tiempo, algunas lecturas, mis propias frustraciones, estudiar TS, se fue abriendo una grieta para ese 'mandato' de género. Pero lo no binario seguía sin existir. La grieta abierta era más para tratar de salir (en mi caso) de una idea de masculinidad que me hacía mucho daño. Porque no encajaba y solo me traía frustraciones. Era una deconstrucción leve y egoísta y que seguía viendo el mundo en dos polos, pero que trataba de reducir la brecha. Me salía desprecio hacia lo masculino hegemónico y hacia lo femenino hegemónico (y algo de eso queda), pero si algo lo trascendía demasiado igualmente acababa en el cajón mental de 'rarezas y extravagancias para llamar la atención'. Y eso estaba en mi discurso, y era perjudicial. Era romper pero solo un poco, lo que me convenía en ese momento supongo.

Después estudié psicología (UNED, así que sin contacto social apenas). Uf, menudo campo de minas la psicología. En su momento me parecía genial. Encontrar respuestas 'científicas' a como funcionamos las personas. Clasificaciones y etiologías para todas las conductas. Por supuesto la 'disforia de género' estaba ahí, y como casi todo, patologizable desde la deshumanización de ver pobres síntomas con patas (yo incluido). Y el narcisismo de que si te dabas cuenta ya eras un ser humano superior, viéndolo todo desde esa atalaya (supongo que en el fondo algo queda de ese pelma también). No creo que aquí le diera un énfasis especial al tema no binario en particular, pero mi discurso, aunque no era agresivo, si estaba lleno de la condescendencia y engreimiento de creer saber más de las razones que llevaban a las personas a sentirse de una u otra manera, en lugar de escuchar sus voces de verdad. Nunca tuve un altavoz que hiciera que esto llegara realmente a ningún sitio (ni he ejercido ninguna de estas profesiones donde podría haber hecho daño, porque no llegué a terminar ninguna de las dos), pero como mínimo estaba participando de esa deshumanización (y esto en general con todo lo que de una u otra manera está en el espectro de lo 'psiquiatrizable'). (También es cierto que con el tiempo me fui sintiendo más cerca de enfoques como el movimiento antipsiquiátrico, a través de algunas lecturas, manifiestos y acudir también a algún acto de la 'revolución delirante' por ejemplo) (se que estoy mezclando temas pero es que al final todo va bastante interrelacionado)

Más adelante, y coincidiendo con cierto contacto con la 'politización' (un poco al calor del caldo del 15M), también empezó a entrar por la puerta el tema del feminismo, de una manera más detallada y consciente que estar simplemente al corriente del 'slogan'. Que aquí tiene relevancia e intersección, pero que también daría para otro 'capítulo' supongo. No manejo nada bien las fechas y los pasos del tiempo, pero la relevancia de la intersección viene a colación de lo que a mis ojos se manifestaba como “un cisma incipiente en torno a 'la cuestión trans'”. Lo que a mi me había calado al margen de este 'conflicto', y que resonaba muy potente en mi mente, era aquello de la 'destrucción del género' como constructo social que oprimía a las personas. Me parecía (y sigue estando ahí en realidad) perfecto. Se que puede sonar a librepensador equidistante (como el facha que dice: “Yo solo veo ESPAÑOLES”), pero me gustaba mucho la idea de no pensar en géneros ni en mandatos sino en PERSONAS, y no tanto a través de convencionalismos lingüísticos sino de concebir a esa persona libre de expectativas que cumplir, y con la libertad de ser y hacer lo que le naciera sin miedo a ser juzgada ni clasificada en ningún sitio, independientemente de las etiquetas que la 'enmarquen'. Pero todo esto era también un conflicto, un proceso, una aspiración. Volviendo al tema este del 'cisma', desgraciadamente lo que era más saliente era la 'espectacularización' de ese conflicto. Veía posts en FB o artículos incendiarios donde no acababa de entender bien el tema porque principalmente veía insultos, 'hombres de paja', reducciones al absurdo, elección de anécdotas ridiculizantes del otro lado para hacer zascas o 'probar un point'. Y no estoy haciendo defensa de la equidistancia. Pero para una persona que hasta ese momento era externa a todo eso era muy difícil hacerse una composición de lugar en ese clima. Y en el círculo social al que tenía acceso, todo esto prácticamente no existía; salvo una amiga, que estaba más situada, diríamos del lado 'terf', y un amigo que no. Pero no eran una caricatura ni el esperpento que uno imagina al visualizar posiciones. Eran personas, también con sus dudas, traumas, mierdas y 'tunel-visiones' propias, y que no compraban tampoco 'paquetes enteros'. Lo bueno de esto es que al menos ahí si había un pequeño espacio donde ir formando unas ideas y confrontar otras. Y hacerlo también en privado, sin que nadie tenga que sentirse mal por las probables burradas que salgan de tu cabeza, y eso ayuda al menos a no dañar a terceras personas en un proceso, que es igualmente necesario (las personas no hacen de repente click y se transforman de ser HOSE LUÍS el cuñao, al respetuose, empátique y aliade Jose Luís. Al final el entorno donde te desarrollas influye mucho, y por mucho que, en general, el círculo donde me movía, estuviera dentro del 'espectro alternativo', de izquierdas, etc, luego muchas adscripciones acaban siendo estéticas, y 'del dicho al hecho, siempre hay un buen trecho'.

En todo este proceso, igualmente seguía saliéndome 'psicologizar' en muchos casos. Había interiorizado la idea de que “había que destruir el género”, y por lo tanto no podía concebir que el camino fuera 'compartimentarlo' más. Y además me salía asignar necesariamente motivos traumáticos y no libres para querer iniciar ese proceso. Motivos situados en el 'no encajar', y en el 'si no existieran esos malditos mandatos no haría falta'. No estoy diciendo que esos motivos sean o que no sean. Pero lo que hacía al final es psicologizar. Arrebatarle la agencia, y creer que sabes más de los posibles motivos 'ocultos' de una persona para hacer algo más que la propia persona (y con el añadido de ni siquiera conocerla!!). Incluso aunque lo hagas 'bienintencionadamente'.

Lamentablemente, y si quiero ser realmente honesto, esto no me lo he quitado del todo. Es un 'work in progress'. Bien es cierto que hasta ahora, jamás había interactuado con ninguna persona que se definiera como no binaria (esto no creo que haya sido una evitación particular, es que mis interacciones sociales han sido siempre bastante mínimas, con evitación general. Entrar en una red social como mastodon, aún con toda la enorme distancia que una red social así tiene, ha sido un ventanal enorme). Y todo lo que no se conoce de primera mano o te ha 'tocado' es mucho más fácil de deshumanizar (tanto para la agresión como para el paternalismo). Aunque no sea el tema es por eso también que me parece muy acertado cuando se dice que el problema de muchos chicos 'caídos' al albur del antifeminismo es que no tienen amigas. Y también puede aplicar para este caso, a que no tienen amigues. (Modo boomer on: Hay 'crushes', 'mutuals', 'relaciones parasociales', 'referentes', 'miembros de tribu', y un montón de términos que se me escapan, pero creo que falta 'carne' y amistades (con el dolor que conlleva a veces la cercanía y la exposición). Y esto es solo un deseo general. Un deseo por otra parte algo contradictorio en alguien que tiene por deporte refugiarse en su celda particular sin salir al exterior; en fin la hipotensia).

La situación más reciente y concreta, aunque algo tangencial, en mi relación con lo NB, fue al formar parte de una asamblea para una asociación y en la redacción de sus estatutos. En un primer momento no se consideró el lenguaje neutro y luego se puso encima de la mesa. No puse ni problemas ni resistencia, pero se que luego en la revisión de la corrección reaccionaba (internamente) constantemente, y me llevaban los demonios si además lo veía aplicado a casos que para mi no tenían sentido (cosas, conceptos, etc). Es ese típico estadio (de ser un poco insufrible) en donde consideras que 'ya has dado suficiente tu brazo a torcer', y te sale como rebelarte. Cuando en realidad, y pensando fríamente, si yo nunca he sido un 'nazi del lenguaje' en el sentido 'formal', ¿Por qué narices esto debía importarme y sentirlo como una tiranía? Quizá porque no estaba interiorizando bien. Solo estaba usando látigo. Ceder sin entender. Cuando la gente cede por 'presión social' sin interiorizar, a la que ven la oportunidad vuelven a la carga con más fuerza. Y ahí estaba yo, haciendo eso mismo.

Ya lidiando más con el conflicto de esto y mis características personales: Soy un cobarde social. Si, con todas las letras. Si el entorno acompaña soy capaz de ir soltándome poco a poco aunque el miedo y la tensión interna nunca desaparezcan, pero si el entorno encima es hostil, y no está en mis coordenadas, solo se intentar mimetizarme e intentar pasar desapercibido. Siempre hay algo de espacio para sacar algo tuyo, pero la mayoría de las veces es probablemente imperceptible. (tampoco es todo una línea base terrible, hay etapas y días mejores y peores). Esto va más mucho más allá de la cuestión NB claro, pero afecta. Esto quiere decir que en según que entornos me resulta terrorífico pensar en 'salirme de la norma' usando lenguaje inclusivo por ejemplo (entendiendo que no hablo de hacerle missgender a alguien, si no del habla general en ambientes normativos). Trato de evitar desde hace tiempo tener la necesidad de usarlo (hablar de personas, etc). También he aprendido (bueno, siempre WIP) a evitar al menos seguir rollos que no van conmigo. Pero no tengo la fuerza para irrumpir y detenerlo. Es miedo al conflicto social y es parte de mi 'tara' para muchas otras cosas. Es algo que intento sortear pero no puedo dar garantías realistas de que pueda cambiarlo de la noche a la mañana. También por otro lado, creo que la reacción airada en ese tipo de contexto no suele provocar nada especialmente productivo más allá de no sentir una disonancia con nosotres. Pero aquí ya me estoy yendo por otros lares.

En cuanto a entender la tercera pregunta... uf. Creo entender de manera racional esa incomodidad, pero vaya, entiendo que también va a depender mucho de cada persona el sentimiento. Como el miedo a sentir el juicio o el desprecio. La inseguridad de como vas a ser viste/leíde. ¿Qué coordenadas o expectativas va a tener esa persona sobre lo que soy? ¿Qué preguntas me va a hacer? ¿Qué se está imaginando? ¿Me está viendo a mi o a una idea preconcebida? ... Pero no puedo estar seguro de entenderlo. Supongo que tengo la capacidad de intentar imaginarlo pero es bajo mis propios parámetros y experiencias. No lo tengo realmente integrado. Necesitaría más tiempo de estar en contacto con personas no binarias (que lo sientan así o que no lo sientan así), y ver esos escenarios donde ocurre para acercarme más a ello. Y probablemente aún así nunca lograría integrarlo del todo más que como asimilación de una experiencia propia que sienta 'parecida'.

Como conclusión final, la verdad es que odio los términos tipo aliade y demás, pero en cualquier caso estoy todavía lejos de sentirme así (no por no querer, sino porque soy consciente de que lo NB es una realidad que desconozco bastante y que me faltan elementos y 'carne' para poder comprender mejor. Y yo no se funcionar sin entender). Lo que si que espero, es en ese tránsito hacerlo de la manera más empática posible, pero también honesta y auténtica, sin hacerme trampas al solitario, y a ser posible, pudiendo tener la confianza a veces de expresar cosas que me chirríen o no me encajen y no sepa resolver por mi mismo o haciendo el esfuerzo consciente de leer escritos y experiencias diversas de todo tipE. Y si, acabo de poner tipe en lugar de tipo sin necesidad. Esta es mi venganza contra mi antiguo yo tan revirado por aquel 'ultraje' cometido en esos estatutos. Que le den por saco a la maldita RAE y a las rigideces formales que se anteponen al bienestar de las personas.

Érase una vez un muchachito. Nació del vacío, como el resto de muchachites Pero no nació del mismo vacío lugar ni en el mismo tiempo vacío Brotó en un pequeño espacio de inmensidad Gris como la lluvia y multicolor como el sol Las sensaciones, múltiples e indescifrables Fluían en el espacio sin dirección Caos primigenio Donde todo empezó:

Miradas que observan... Bloqueo | Aire frío, que corta... Bloqueo | Manos que buscan... Evado ... Calor apaciguante... Abrazo... Duele || ... Nada ... Aire frío... Lo siento ... Calor de nuevo... Bloqueo | Permanece... Evado ... Se fue... Duele || ... Más miradas que (¿me?) observan... Bloqueo | ¿Aprendo? ¿...? Siguen arrastrándose esos dedos ¿Intentando tocarme? Evado ... ¡¿Qué quieren?! Me quieren con el frío No sabe No siente No duele ... Otro muchachite en el vacío ¿Me querrá con el frío? Lo busco, me visto con él ¿Me ve? ¿Me siente? ... ... Solo hay frío... Bloqueo | Bloqueo | Duele || ... La mirada se pierde El muchachito se va De vuelta a la inmensidad

#¿?

(1)Me he dado cuenta de que la mayoría de inputs que llegan a mi cerebro del exterior, por más triviales e insignificantes que sean, en realidad acaban convirtiéndose en una tarea para poner a prueba mis esquemas y mis reglas.

Estos esquemas son un compendio inasible y mutante, siervos de la hipervigilancia y de aspiraciones ideales pero imposibles, que tratan de delimitar en un proceso infinito y nunca satisfactorio cual es la respuesta ideal ante cualquier cosa. Si, en ocasiones hay pequeñas cosas que interiorizas y podrías llegar a hacer inconscientes y rutinarias, porque tus esquemas han determinado que no son relevantes, o no chocan de manera irresoluble, o no van a ponerte delante de ninguna expectativa de conflicto.

No se si alguna vez había llegado a planteármelo tan “a fondo”. Tampoco se si es otro ejercicio más de meta-meta-ser infinito y absurdo, de esos que tanto parecen ¿gustarme? o si sirve de algo llegar a un “insight” de este estilo.

(2)[[Me cuesta mucho imaginar como se sentiría esto bajo otros “cerebros”. No digo que el mio sea único y especial, en realidad todos lo son. Lo que pasa que algunos consiguen adaptarse de forma más “invisible” porque encajan bien en las dinámicas sociales en las que tienen que desenvolverse. Creo que si que he conocido personas en las que he reconocido expresiones, maneras de hablar o de referirse a sus procesos que si se me han hecho más similares, al menos en algún ámbito. Pero luego siempre hay un velo cercenador que lo cubre todo y que pretende cortar todo por un mismo patrón, y pone una línea divisoria arbitraria entre lo “normal” y lo “patológico”. Siempre que he acabado expresando mi vivencia acerca de algunas experiencias la respuesta habitual es: “Eso es normal”. La frase para “hacer el bien” y tranquilizar más perversa de la historia. Y es peor aún cuando va seguida de: “Lo que tienes que hacer es X, Y, y no te vendría mal un poco de Z”. Y ante la falta de opciones supongo que te fuerzas a encajar. Siempre agarrándote a algo que sientas que al menos es tuyo y no puedan quitarte. Por supuesto sale regular. A veces directamente mal. Y al final acabas envuelto en un ciclo sin fin con fases de “aparentemente funcional” (casi muerto por dentro) / “no funcional” (pero no parece “encajar” en esos moldes “no funcionales”).

Lo que pone en mi parte de baja es: “Deterioro de la regulación del estado de ánimo”. Diría que ese es el menor de mis problemas. Por lo general, y hablando al menos de mis últimos años, lo que siento es una falta de estado de ánimo. O soy como un autómata o un peso muerto con el que me cuesta cargar aunque eventualmente lo hago, principalmente, para evitar conflicto. Frases de niñez para el recuerdo: “Va siempre por la vía del mínimo esfuerzo”, “es inteligente pero es muy vago”, “parece que nada le interesa”]]

(1)Si todo lo que tengo son esquemas y reglas, ¿estoy “vivo” realmente?

Si, puedo razonar (¿Qué son sino esos esquemas?), pero también puedo fantasear. Y supongo que las fantasías si son enteramente “mías”, aunque en ese mundo existan más personas. Personas que se corresponden con personas reales, pero no dejan de ser un espejismo. Un retrato dibujado con atención, pero que siempre deja la huella del dibujante impresa en el papel.

Las fantasías pueden ser anhelos (a veces ultra mundanos, a veces ultra utópicos), pueden ser temores (el miedo. al dolor, al otro, siempre al acecho), o pueden ser simples divagaciones de la imaginación sin una valencia emocional clara. Relatos sin apenas imágenes, y palabras que se van borrando según son enunciadas por un canal insonorizado.

Mundo imaginario apenas cognoscible y quiméricamente comunicable, pergaminos enteros repletos de esquemas y fórmulas contradictorias entre si. ¿Hay algo más?

¿Quedaría algo bajo la piel si estos artefactos fueran succionados y volatilizados?

Quiero creer que la ardua composición de estas infinitas e imposibles reglas no responden a un criterio arbitrario. Y desde luego no corresponden a acoplarse lo mejor posible al esquema social hegemónico porque a cada paso se han ido radicalizando más en su contra. ¿Podría inferir con esto que en realidad también tengo de manera genuina esa capacidad de sentir empatía que tanto peso quiero otorgar en mis reglas y esquemas? Espero que si, aunque sinceramente, menudo método para llegar a una certeza de estas características (horror). Se que puedo sentir, y en mi vida he llegado a sentir bastante potente (creo, no se como compararlo), pero también se que es una facultad que me llevaba por delante, y no estaba basada en la empatía sino en el miedo. Para tranquilizar a quien lea de poder estar ante el “ser sin emociones ni afecto”, creo que poco a poco estoy consiguiendo sacar a flote algunas de esas emociones. Es en cierta parte doloroso, y muy fatigado, porque normalmente son como punzadas ante las que lo único que tengo son esos dichosos esquemas y todas sus multivariantes. Y aunque a veces creo que “consigo” hacerlo bien, no se si esto tiene realmente sentido. ¿Es tan complicado? Otras veces que me levanto más peleón y con el autoconcepto subidito, pienso simplemente que es que la mayoría de gente va siempre en automático, y en lugar de un puto castillo de esquemas flexibles multivariables tiene “vibes”, o unos pocos axiomas, y simplemente tira, y vive, y ya está. Y lo que ha ido a su favor es BIEN, y lo que fue con fricción es MAL. Y no tengo claro si me da envidia o lo desprecio completamente.

Pensé que esta entrada iban a ser 3 frases y menuda turra ha salido. Encima siempre acabo con la sensación de que “exagero” porque salvo algunas partes que han dado algún pinchacito, estoy tan tranquilo. No se, que le den por culo a los esquemas un ratito. A esto le doy a publicar sin repasarlo. Estoy cansado.

(1) –> Hilo inicial de pensamiento (2) –> Hilo adyacente de experiencia personal más “concreta” pero que no sabía muy bien como meter

#metaDivagación

En el fondo odio utilizar la palabra “backlog”. No es una cuestión de que sea un término del inglés, aunque en cierta parte rima bastante con la sensación colonizadora que emana de este concepto. No es solo una cuestión de colonización cultural, es la sensación de que se instala en tu vida y la dirige llenándola por completo, agregando kilos y kilos que cada vez son más pesados de cargar. Organizar tu vida, intentar priorizar, construir algunas rutinas que te vayan bien son cosas que pueden ser muy necesarias y positivas. Pero creo que llega un punto en que esta supra-optimización se va de madre. Esto era una entrada reflexiva pero creo que como verá quien tenga la paciencia de continuar, acabo mutando en catarsis de algún tipo.

La exposición de mis “backlogs” es personal, y puede no coincidir con la tuya, aunque espero que las sensaciones sean más o menos compatibles. Me es más fácil hablar en primera persona de los que he sentido: (puedes saltarte lo del backlog laboral, es lo más aburrido y probablemente muy “sectorial”)

En mi trabajo había backlog (además con esa palabra literal). Una lista infinita de tareas que engordaba a mayor ritmo de lo que podía adelgazar. Este es sin duda el peor baclog. Supuestamente está dirigido a objetivos y a mantener/completar un proyecto concreto, pero nunca se acaba realmente (a lo mejor cambias de proyecto y es otro baclog pero es lo mismo, la misma rueda). La vivencia es como la de ir sacando bolas de una bolsa infinita por el resto de tus días. Además eran cosas que en mi caso al menos no significaban nada. Ya no es solo que me pueda importar una soberana mierda, es que se agrega una disonancia en ocasiones moral o ética, tanto funcional (no quiero participar de este proyecto), como estructural (no quiero pertenecer aquí). Lo haces porque “patatas”, literalmente. Para “ganarte la vida” (una de esas frases que están añadidas en mi lista negra de expresiones horribles y que ya se “ganó” una entrada en mi antiguo blog).

Sin embargo el baclog laboral no acaba aquí. Se supone que hay que mantenerse “actualizado”. Ya no es que quieras adherirte a esa carrera absurda del progreso o de subir peldaños en esta “stairway to nowhere”, pero si te quedas 'atrás', el tren empieza acercarse y amenaza con llevarte por delante. Por otro lado, ya que estás obligado a alienarte pasando 40h semanales de tu vida en esa celda, acabas imbuido de un deseo de al menos sacar alguna emoción positiva (sentir que haces las cosas “bien”, ayudar a los compañerxs, etc). Eso significa que no solo hay Baclog de trabajo, sino también de “metatrabajo”. Cursos, formaciones, etc. ¿Dentro de horario laboral? JAJAJA

En realidad diría que este Baclog ya fue suficiente para romperme en tan solo dos años, pero los Baclogs por supuesto no solo tienen que ver con el trabajo o estudios.

Tenemos Balog también de burocracia y mantenimiento vital. La cisterna está estropeada, el grifo gotea, tienes la silla medio rota, la 'q' del teclado no funciona bien, te va a caducar el DNI, a ver si pido cito médica, los trastos para el punto limpio o para donar ya no te caben en casa. En fin, la vida, que se diría. Todos esos “debería” de cosas que no funcionan bien pero has podido ir posponiendo porque otros automatismos de la vida pesan más, o quizá tu mente ni siquiera es capaz de procesarlos y has construido una capacidad para ignorarlos. Y entre esto y la tarea invisible de gestión y carga de todos los Balog ya estás hasta la coronilla y también quieres vivir.

Vivir! ¿Hobbies dices? Vamos a leer, jugar videojuegos, ver películas, series, documentales, videoensayos. ¿Pero como gestiono todo esto? No te preocupes, para eso está el Balrog de steam, el Balrog de libros, series y videos pendientes. Marcadores y favoritos infinitos, +50 pestañas abiertas divididas en más de un navegador, canciones recomendadas pendientes de escuchar. Bajarte un feed rss para poder leer otras personas y sentir como has invocado otro Balrog más al que no puedes enfrentarte. El (Bal)blog! También sientes la necesidad de escribir. Unos días estas vacío y otros te surgen miles de hilos en la cabeza, apuntas el inicio de la entrada, a veces lo continuas, pero tienes que cortar. Se fue el hilo. Vuelves. Otro hilo. El Ralbogh de los hilos mentales. Sin aplicación que lo gestione se dedica a lanzar conjuros que rebotan en tu cerebro y que luego eres incapaz de volver a capturar.

Quizá solo quieres descansar, tirarte en la cama y esconderte allí donde los Gabrol no pueden encontrarte (salvo el de tu cabeza). Pero no hay escapatoria porque el conjuro de activación ya ha sido lanzado. No estás cumpliendo el Albrock. ¿Podría por lo menos escuchar música? Oh, hacer la lista sigue en el Labrog maldición. ¿Por dios puedes parar ya? Esto ya es casi autoinducido.

Quiero poder apagar. Cerrar los navegadores y que no me importe. Cerrar los 7 blocs de notas abiertos, los 3 words, el Joplin que me descargué para intentar centralizar las “notas” y que sigue ahí mirándome con claro “disapproval”, el steam abierto en la parte de “Mi Biblioteca” con todas sus categorías y meta-categorías posibles para organizar ese Blackrock imposible, las guías de migración del fediverso, los audios pendientes, el correo del trabajo mirando de reojo enseñándome el cronómetro. Quiero cerrar la ventana y aislarme sensorialmente por tan solo un momento. Cerrar los ojos y que al despertar se hayan ido todos los Malrogs, y que si se atreven a volver, tenga el valor para decirles que no. Que no pueden pasar.

#catarsis

Es posible que para mucha gente las interacciones sociales sean algo orgánico que ocurre sin mayor reflexión o meta-narrativa. A veces desearía estar ahí: Que todo fluyera como un caudal de agua constante, armonioso, verdadero. Sin embargo, otras veces, con mayor apego a la realidad y dejando atrás idealizaciones, desearía que fueran otres los que se desplazaran a ese lugar más atropellado, confuso, y lleno de baches que es la interacción humana.

En realidad no estoy seguro de cual de las dos pretensiones es más irrealizable, pero la romantización de ese caudal perfecto lo que acaba provocando es que sean más frecuentes las relaciones de dominación, normalización e imposición del 'carácter fuerte' sobre los demás. Y no solo eso, sino que se instala, sin pedir permiso y sin reflexión, una meta-narrativa comunicativa que entiende la comunicación como una técnica que aprender y dominar, para conseguir tus propios objetivos. Para extraerlos de otras personas.

Es una técnica basada únicamente en construir emisores. Fabricantes de discursos que consiguen penetran en la mente de sus audiencias. “Audiencias” que por lo general solo son un número. Un target. Cuanto más amplio, mejor comunicador. ¿Pero dice esto algo del emisor o dice más del mensaje que se traslada, y que es capaz de aunar un sentido común lo más “común” posible? ¿Por qué el receptor está olvidado y relegado a un dato cuantitativo en esta ecuación? ¿Por qué para ser un buen comunicador solo parecen hacer falta cualidades de “conquista”? Tiene seguridad, “sabe” lo que dice, muestra convicción, el mensaje es claro e inequívoco, rotundo, pero elegante, racional, pero apelando a emociones universales.

(¿Me estoy entonces yo realmente comunicando ahora aquí, mientras escupo esto al agujero negro de internet? En realidad no. Solo me estoy expresando. Esta expresión puede encontrar otras personas y que esto les haga reflexionar, bostezar, reaccionar, etc. También puede ser más o menos incitadora al diálogo interno, o incluso a una conversación, a partir de su lectura, pero en si mismo, y salvo que estuviera contestando o escribiendo específicamente para alguien, es solo expresión.)

Así el verbo comunicar está infectado de atribuciones sobre el sujeto, y que consideran al receptor un mero objeto, en lugar de otro sujeto, imprescindible en el acto. Comunicar no es nada si no es comunicarSE. Nadie puede ser un “gran comunicador” si no conoce con quien está hablando. Si no trata de entenderlo. Si no se interesa por saber si esa comunicación es deseada, y si no pretende recibir algo de vuelta. En definitiva, si no hace una renuncia.

¿Por qué tengo que dejarte entrar? ¿Por qué tu seguridad te hace un interlocutor más válide? ¿Por qué se “ganan” y se “pierden” los debates? ¿Por qué por más que unx haya sido víctima de esto, también otras tantas ha sido verdugo sin darse cuenta? ¿Cómo podemos revertirlo o aspirar a ello, si solo consideramos dignos de comunicación (en lugar del habitual intercambio de escupitajos verbales) a nuestro pequeño grupo de seguridad, al que identificamos como una 'extensión' nuestra? ¿Por qué parece que hemos interiorizado el abandono de ese esfuerzo, y no solo, sino que también hasta nos vanagloriamos de él.

(Esta “reflexión” pretende caminar por el terreno de los grises y comunicaciones infructuosas. No estoy hablando de casos de violencia o acoso. Pero si que implica (uf, jardín), que no toda comunicación fallida, infructuosa, o que provoque dolor, es necesariamente un acto de acoso o de violencia)

“¿Puedo pasar?” no es un slogan literal. Como dije al principio, para mi comunicarse siempre se siente como un acto ultra resbaladizo de equilibrios imposibles que en realidad es intrínseco a la dificultad de esa tarea compartida. Es verdad que existen las convenciones, y que con el tiempo se desarrolla una confianza y un conocimiento de ese otre, que ayuda a que cada cual pueda expresarse genuinamente sin temor a dañar o ser dañado. No creo (ni quiero) que comunicarse se convierta en el infierno de vivir en la auto vigilancia constante e inseguridad perpetua (como se que otras personas, y en bastante grado yo mismo vivimos). Y tampoco creo que se trate de simplemente cumplir un check de convencionalismos en función del lugar donde estés para poder pasar de puntillas sin realizar acto comunicativo real ninguno. Se trata del deseo de querer entender. De querer hacer bien, sin perderse a uno misme. ¿Suena fácil? Ni en lo más absoluto...

#divagaciónConceptual

No quiero asustar, No quiero “dar pena”, No me quiero esconder ¿Quiero llamar la atención? En parte si, pero no es realmente el objetivo No quiero ser re(s)catado Quiero encontrar gente con la que compartir Con la que soñar tenga sentido Aunque no sepamos ni por donde empezar

No quiero volver a ser “funcional” Ni que nunca lo hubiera sido realmente No quiero vivir pidiendo encajar No quiero volver a memorizar el manual Lo quiero romper, lo quiero despedazar

Mi mente está en los huesos Mis emociones obstruidas Solo sobrevive intacto mi aparato racional Y el torpe manierismo aprendido de vivir en sociedad De intentar no defraudar (y defraudar) De claudicar, de mutilar(me), de no (avergonzar)me De intentar existir, de gritar por dentro sin escuchar

¿Por qué si mi pregunta eterna es '¿para qué?' no se activa cuando fantaseo con este otro mundo?

¿Tiene sentido intrínseco o es solo un salvavidas de mi mente para no sucumbir?

¿Qué tiene de distinto ese mundo si ni siquiera soy capaz de dar una explicación racional convincente?

Tirarlo todo al fuego y verlo arder Maravillarme ante las llamas con otros (seres) Sentir la paz, no mi paz, nuestra paz Sentir el cero, la nada No como perdición, ni como agujero Sino como libertad Libertad para empezar Con todas las preguntas vírgenes Con todos los cuidados Sin ningún dios ni deidad artificial Al que tener que contentar Solo un horizonte: Construir, cuidar, pensar, sentir Ir a dormir y.. Estar cansado pero estar bien Estar cansado pero que merezca la pena Estar cansado pero estar en paz Estar cansado pero tener una razón para dormir, y despertar Todas juntas (personas)

(Mi parte racional toma el mando) ¿Tiene acaso esto sentido? Estoy en la parte privilegiada del mundo Tengo un techo casi “garantizado” Tengo un trabajo al que poder volver Tengo una 'coartada' de vida funcional posible Ahora estoy “caído” pero “cubierto” (de momento) “Tan solo” tendría que volver a claudicar Volver a iniciar un ciclo que no es la primera vez que vivo Restauración Romperme y volver a hacerme Mismo molde, distinto material Y hasta la próxima luna Enterrar todos estos sentimientos, y llenarlos de evasión, metas muertas y aprobación y seguir consumiéndome a cada calada ... ¿Qué era sonreír de verdad? No digo reír, como vía de escape Sonreír.. ... También con esto vienen los tambores de la culpa ¿Qué derecho tengo yo a sentirme así? ¿Qué derecho tengo a reclamar nada? El mundo es así estúpido! Y millones de personas viven en el mundo en infiernos que no se comparan en lo absoluto con tu mierda de lloriqueo En vez de quejarte ¿POR QUÉ NO HACES ALGO POR LOS DEMÁS? ¿POR QUÉ NO EMPIEZAS A HACER ALGO PARA CREAR ESE MUNDO TAN MARAVILLOSO? – Hago lo que puedo joder, no se ni como empezar, ni por donde, ni con quien, ni si serviría de algo. Tan solo necesito creerlo. Necesito ayuda, pero no para volver. ¿Sabes que con esto haces daño a la gente? SI, a toda la gente que te rodea. ¿No eres capaz de pensar en algo que no seas TU, TU, TU? – QUE HAGO LO QUE PUEDO JODER ... ¿Y los tambores de la duda? La sospecha, la paranoia ¿Es esto una excusa? ¿Quieres esto? ¿O sabes que es imposible y solo te montas la película? ¿Qué pretendes? Si, quieres crear conexión, quieres formar comunidad ¿Y luego qué? ¿Acaso crees que va a ser todo de color de rosa? Lo estás idealizando, y ahora mismo te es un logro ocuparte de ti mismo en lo más básico ¿Y crees que serías capaz de emprender una vida donde no levantarte de la cama no sería una opción? Venga, no me hagas reír ... ¿Para que lo escribes? Para desahogarme, para sentirme libre, al menos aquí No quiero hacer daño a nadie Pero no voy a esconder que por mucha vergüenza que me de lo quiero compartir.

Soy dramático escribiendo (o puede que para algunes no lo sea). No siento que sea una hipérbole. Solo me dejo llevar. Es una catarsis. No quiero despertar miedo. Pero reconozco que a mi me lo daría si no sintiera así. Cada persona siente el dolor a su manera y ante monstruos distintos, aunque gran parte de las sensaciones son de alguna manera universales. Eso es lo que de alguna manera permite la empatía. Al margen de que no haya una moraleja ni una conclusión positiva, espero que algo de lo “vomitado” aquí pueda servir(te) para sentir algo menos de soledad y mayor comprensión con tus propios demonios. Lo último que querría es despertarlos más.

Cuando leo algo de alguien que está pasándolo mal, me recorre una impotencia bastante horrible porque me gustaría saber que poder hacer para que no sintiera así. Me gustaría que tú no te sintieras así, si has llegado hasta aquí. Por favor no te sientas mal. No es tu culpa. No tienes que hacer nada, ni saber que decir. Es normal. Si te chirría y no empatizas no hay ningún problema. Si empatizas pero te ahuyenta, haz como que no lo has leído, no pasa nada. Si hay algo que sientas que quieres decir, puedes hacerlo sin problema. Todo es válido (mientras hagas el intento de empatía al menos). Yo escribo esto, yo lo publico, y yo me expongo. No hay expectativas que cumplir.

Gracias por leer, de verdad.

#catarsis #personal

[0/22] En este hilo cuento mi experiencia de pedir la baja en la seguridad social con final “feliz” (he tenido mucha suerte), a modo narrativo en primera persona, y con desahogo. Al final esto iba a ser un hilo pero se convierte en un post. Para interactuar con aquello que te surja si lo lees y quieres comentar puedes usar el post. Puedes compartir este enlace porque no hay datos identificativos en ningún punto. El toot donde esté si estará privado.

[1/22] Hoy había pedido cita con la médica de cabecera para pedir la baja. Digo para pedir la baja porque es lo único “bueno” que esperaba, y eso teniendo muchísima suerte.

[2/22] Empecé hace unas semanas terapia con una psicóloga (siempre me había resistido, pese a haber estudiado mis 4 buenos años de psicología, o quizá por eso), y bueno, sin entrar en detalles me dijo que si sentía que necesitaba la baja, lo mejor es que exagerase todo lo que pudiese pero dejando ver que es una mala racha (no vaya a ser que te identifiquen como “caso perdido”).

[3/22] Pedí la cita por la aplicación el lunes, y me dieron para el jueves. Ese mismo día no pude hacer realmente nada en el trabajo (teletrabajo en una consultora/cárnica de software). Especifico lo de teletrabajar porque soy consciente que si fuera un trabajo presencial hubiera “huído” de cualquier manera antes y no hubiera podido soportarlo.

[4/22] Los últimos días salvo algunos momentos eran terribles. Una mezcla de ansiedad por no poder responder a las demandas y sentirme incapaz, con un vacío en el que absolutamente todo me daba igual. Contradictorio pero supongo que posible.

[5/22] Total que intenté con las pocas fuerzas que me quedaban ponerme el 'traje' de persona normal y funcional para intentar pedir lo que quedaba de semana de vacaciones porque solo pensar en tener que seguir me parecía imposible. Los últimos días estaba aguantando con las 'rentas' del pasado por así decir, pero de mi ya no había nada.

[6/22] Soy consciente de que aquí hay mucho privilegio. No privilegio como algo que me parezca mal, sino que soy consciente de que muchas personas no pueden simplemente pedir 4 días de vacaciones de un día para otro, ni teletrabajar, ni pagar una psicóloga privada (a ver cuanto tiempo puedo sostenerlo..) Pero no veo como la culpabilidad ante eso puede ayudar a nadie a nada..

[7/22] Me desvío: El día después fue medio bueno porque me libré de la presión del trabajo. Hasta recuperé algo de ¿ilusión?. Supongo que mi mente desterró el trabajo y la obligación de trabajar (completa y no temporalmente) y se quedó solo con la angustia existencial, que la verdad a estas alturas y por más fuerte que sea ahora creo que me parece mejor compañera. Hasta me dejó soñar y fantasear.

[8/22] Pero claro, llega el día antes y la sensación ya no es de cierto alivio sino de tensión. Es temporal, y mañana tengo 'la prueba'. ¿Y que coño digo? ¿Qué es exagerar? ¿Cómo “exagero” pero dando la impresión de que “solo es una mala racha”? Y me da rabia además. ¿Por qué hay que impregnarse de alma de 'buen enfermo'? Como si no hubiera suficiente culpa y autolátigo en las personas que además tenemos que 'representar' nuestros síntomas y sentir de la manera médica perfecta. Hay que ser 'de libro'

[9/22] He usado las alarmas del curro para despertarme con tiempo... Pero no me levanto de la cama. No se que mierdas voy a decir. Necesito ir porque yo no puedo ir el lunes que viene a trabajar pero tampoco puedo siento que pueda ir allí.. ¿Puedo cancelar la cita? ¿Puedo pedir que sea telefónica ahora? ¿Por qué narices la pedí presencial? ¿Me quería hacer el 'gallito' de YO puedo?

[10/22] Me doy uno de mis últimos latigazos disponibles y me levanto con el tiempo justo de comerme una rodaja de *, fumarme un cigarro y dar vueltas por la casa. Mierda tengo que salir ya. Salgo y me enciendo otro cigarro de camino (¿Me dará tiempo a otro antes de llegar?). Intento repasar las líneas de lo que quiero decir. Cada vez me salen unas cosas. He cambiado la forma de empezar mil veces. Todo suena ridículo. SOCORRO.

[11/22] Doy la última calada y entro al ambulatorio. No se donde es. Hay una persona ya en ventanilla. No quiero preguntar ni esperar. Avanzo como si supiera donde es. Se su nombre: Irene. Busco por las puertas y muchas no tienen en el cartel el nombre de nadie. Se me acaba el pasillo. Dios vale, lo encontré. Hay mucha gente esperando. Mejor. Peor. No quiero entrar todavía pero no quiero estar aquí. Sigo dándole vueltas a lo que voy a decir. Sale una persona... En el trasiego oígo su voz a lo lejos. Parece agradable, humana, comprensiva? (si, toda esa fantasía de medio oír una voz).

[12/22] La siguiente es Gema (nombre inventado, no me acuerdo), parece que voy a tener que esperar. Intento calmarme con mantras mentales pero si me calmara lo mismo no estaría lo suficientemente mal, socorro otra vez. Sale Gema sin decir nombre. Parece que se va a cerrar la puerta y sale ella, y dice mi nombre. Mierda no estoy preparado, es ya.. YA

[13/22] Quiero que el proceso de pasar y sentarme dure años por favor. Ya me está hablando y esto no está en mi “guion”. Que a partir de ahora ella va a ser mi médica. Me gustaría atender mejor a sus palabras y ser una persona normal pero solo estoy bloqueado en que tengo que empezar a contar mi película y el “guion” en realidad solo es un papel roto lleno de garabatos y tachones en mi cerebro.

[14/22] “Hola.. eh... (...) Perdona, estoy nervioso”. Si, supongo que puedo decir eso aquí. Desde luego no es mentira, pero además no va contra mi. No estoy en una entrevista de trabajo. Puedo estar nervioso. Con un poco de suerte me facilita un poco.

[15/22] Consigo arrancar y las pocas veces que me obligo a mirarla a los ojos descubro una mirada atenta. No veo juicio. Veo interés. Me corta a veces (sinceramente, normal) pero es para hacerme preguntas relevantes para poder entender mejor. No para juzgarme ni “investigarme” como si fuera un coche averiado para ver como suena el motor.

[16/22] A modo muy resumido están las cosas encima de la mesa. Vacío, ansiedad en el trabajo, inestabilidad, falta de anclaje a nada, necesidad de parar, un atisbo de querer agarrarse a algo para no caer más al fondo, y una terapia psicológica ya comenzada (y aún sabiendo que era psicoanálisis sin juzgarlo)

[17/22] Me pregunta ¿Cómo puedo ayudarte yo? Al principio me choca. Ahora entiendo que es una pregunta genuina. Ella sabe que recursos puede ofrecer pero quiere saber que es lo que yo siento que necesito o cual es mi expectativa. Pero en ese momento no lo pillo y simplemente sigo con el “guion” de lo que creo que tengo que decir: Psiquiatra / medicación y la baja. Añado eso si, que el tema de la medicación me da miedo. Tengo más de un amigo con experiencias bastante mixtas cuando no negativas. Y además, es miedo. No quiero dejar de ser yo. Aunque también me siento desesperado. Me dice que no me preocupe, que para la siguiente piense si hay algún síntoma concreto del que no consiga despegarme y ella me dice qué tipo de medicación podría haber y si sería necesario o no psiquiatra para darla.

[18/22] Me cuenta con detalle lo que implica cada cosa y que todo pueden ser patas del mismo proceso pero que no son la solución mágica a nada ni todas tienen porque servirme. Yo esta teoría “la se”. Pero me daban ganas de llorar estar encontrándome eso. Casi todas las veces que he ido al hospital han sido algo traumáticas y la imagen mental del médico que inevitablemente tengo es la de esa persona inhumana, fría, “inteligente”, condescendiente y superior que va a verte como un objeto de estudio o a reparar. Es el tópico pero es cierto que muchas veces se cumple.

[19/22] El tema de la baja se trata sin poner en duda. Solo un reminder de intentar no “dejarse caer” sin más y abandonarse. Pero no hay un juicio preventivo de a ver cuanto tiempo vas a estar.

[20/22] Me dedica tiempo, me propone un “ejercicio” para intentar centrarme en cosas mundanas pero que sea capaz de hacer. Pero no me lo impone. Lo cuenta, y describe porque cree que puede estar bien y me da la libertad si quieres lo haces y sino no pasa nada. Llevo un buen rato queriendo decirla que muchas gracias. Que de verdad que hace la diferencia. Iba con unas expectativas horribles, pero ese rato que iba a ser tan horrible ya no lo es tanto y siento que estoy con un ser humano.

[21/22] Se lo digo. Me agradece de vuelta. Bromea con la cola que se le ha montado pero no lo dice en absoluto como un reproche. Es compartir lo que igualmente le pasa por la cabeza pero con tacto y cariño. Y creo que de alguna manera eso es más auténtico que estar pensándolo y tener que fingir que no

[22/22] La verdad es que aunque me siento bien relatando esto me ha resultado agotador. Pero aunque no vaya a leerlo, quiero terminar dándote las gracias de nuevo a Irene. Y dar las gracias a todes les que hacen que estas cosas, ya difíciles de por si, puedan ser más fáciles. A todes les que ven un ser humano antes que una caja de síntomas con patas. Y a ti por leerlo si has llegado hasta aquí. Espero que pueda servirle a alguien, sea como curiosidad, cómo consuelo de que siguen quedando personas bonitas incluso dentro del sistema, o si estás en una situación similar saber que aunque no sea lo normal, estas personas también existen.

#personal

Podríamos pensar a primera vista que el disfraz es aquello que nos ponemos cuando queremos ser otra cosa. Nos lo pondríamos entonces, en caso de que no sea una parte de nosotrxs, precisamente para no ser Yo, sino ser Otrx. ¿Significa esto renunciar a unx mismo, para entregarse a ser otrx al otrx? ¿Y si lo que pasa es que tu identidad es la que no te deja ser lo que quieres? ¿Quién decide pues esa identidad, que parece limitarte en vez de proyectarte?

Lo paradójico de disfrazarse, es que si lo miramos detenidamente, podemos advertir que a veces el disfraz es usado no para ser otra cosa, sino para poder ser realmente nosotrxs mismxs. Actúa entonces como un protector de una identidad social establemente forjada. Como en un baile de máscaras donde el «antifaz» te oculta y te permite hacer fuera de ti. Actúa para poder ser nosotrxs sin las responsabilidades dirimidas de ser nosotrxs. Algunos ejemplos pueden ser: Fiestas, teatro, bandas, profesiones, sueños…

Por lo tanto, ¿Es disfrazarse ocultarse para poder mostrarse? ¿Puede a la vez también ocultarte para no mostrarte del todo? ¿Puede sin embargo un disfraz, apoderarse tanto de ti, que acabes confundiéndote con él? Eso sería más paradójico aún… Ser otra cosa para poder ser tu mismo y que esa cosa acabe por sustituirte y acabes por no saber quien demonios eres tu realmente.

¿Demasiadas preguntas para una cuestión tan anecdótica y superflua como disfrazarse? ¿Quién eres tú? …… ¿Eres tu nombre? ¿Tu historia familiar? ¿Tu profesión? ¿Tus hobbies? ¿Tus deseos? ¿Tus roles?

A lo mejor resulta entonces que no es tan anecdótico hablar sobre disfrazarse, sobre mostrarse y ocultarse al fin y al cabo, sobre lo que te permite ser cada uno de esos disfraces, lo que te obliga a hacer identificarte con ellos, y sobre la pérdida de uno mismo en caso de que esto signifique realmente algo ante tantas y variadas funciones que des-empeñamos.

Una misma conducta, disfrazarse, parece ser realizada para dos cosas opuestas. Por un lado es una exigencia de encaje. Una exigencia del guion. Hay que desempeñar un papel. Un papel social. Sin este papel nos volvemos nada. Necesitamos ser útiles, tener un propósito, un valor (aun cuando sea el valor del no valor), estar conectadas de alguna manera con las demás, aún sin las demás. Obtenemos seguridad. Nos regala la posibilidad de evitar incertidumbre. Nos permiten ajustarnos a una idea preexistente. Nos permiten no tener que construirla desde cero. Nos permiten no tener que construirla solxs. Formar parte de algo más grande que nos haga olvidar la insignificancia que sentimos cuando estamos solxs. La familia, la tribu, la nación, los iguales, la «media naranja», nuestra clase, nuestro gremio, o los «sin nada».

Así pues, necesitamos estos disfraces, y aún cuando podemos acabar confundiendo nuestro ser con ellos, siempre queda un atisbo, una esencia de originalidad que confronta esos artefactos. Para eso también sirven los otros disfraces, los que te permiten a través del «no ser tú», «ser». Te permiten resurgir, te permiten conquistar… ¡rebelarte! aunque sea cobardemente. Puesto que no eres realmente tú. Ni siquiera quieres todo el paquete. Tan solo lo usas. ¿Cuan adictivo podría ser querer estar siempre en ese disfraz? Así como otorgarle la categoría de ser tú, pese a no ser del todo tú.

Pero no se puede hacer una distinción clara. El disfraz es en si una capacidad, no una función. Adaptación. El mismo disfraz sirve entonces para todo, como límite y como excusa, como creación e imitación, como soledad y como-unión, como vida y como muerte. Eliges al disfraz o el disfraz te elige a ti. O rompes el disfraz, y el disfraz te rompe a ti… Entonces, quizá, y solo después de eso, adquieras la capacidad de poder disfrazarte de ti.

Para ese carnaval de almas, donde ser de verdad, se reserva para una fecha especial

Entrada original escrita en 2017

#blogAntiguo #divagaciónConceptual

Últimamente mi manera de escribir es más de alguien que coge una hoja rasgada en una libreta y dibuja las frases que van surgiendo en su cabeza sin demasiado apego por una estructura, una forma, o una conclusión que dirija esas premisas a un lugar concreto. No se si es fruto de mi estado, de la época que atravieso, o de mi falta de costumbre de poner en común con 'la otredad' todos esos discursos e ideas inconexas que se agolpan en mi cabeza.

Supongo que es un momento de crisis, y que la falta de estructura y forma de mi propia vida toma cuerpo en las propias palabras que se escurren por mi teclado.

También soy consciente de que he plasmado pensamientos no muy positivos, que quizá no son los indicados para iniciar conversaciones. Con esto tengo cierto dilema. Creo que a veces estar en un pozo y poder ser transparente con ello es necesario para que la salida de ese pozo pueda ser 'auténtica' y no forzada. No creo que siempre haya que correr tras los cantos de sirena de la desesperanza, pero desde luego ponerte tapones e ignorar siempre su melodía puede abocarte a la 'tunel-visión' de seguir en tus trece de manera errada.

Más allá de positivo/negativo, quizá lo interesante de esto es que creo que estoy más dispuesto a dejar los alegatos a medias, y el deseo de ser 'visto' ha ido desplazándose por el de querer comunicarme (más bien afrontar comunicarme, desearlo creo que siempre lo he deseado), y querer completar esos alegatos con la visión de otras personas (al menos eso es lo que quiero creer). Creo además firmemente que ningún texto por bien escrito que esté, y apabullantes que fueran sus conclusiones, no sirve de nada si no incita a querer discutirlo o decir algo al respecto. Cuando todo esta completamente atado no hay margen para otro camino. No puede surgir otra conversación. No hay manera de que pueda construirse nada nuevo. Solo aceptación o negación. Te lo compro o no te lo compro.

Aceptando que todos al final fantaseamos con que lo que escribimos consiga algo (aunque ese algo solo sea conexión momentánea), me gustaría que ahora pudiera servir más para iniciar conversaciones y encontrar gente con sentires e inquietudes similares con las que quizá poder hacer 'algo', y no solo un mero desahogo y canalización de la frustración e impotencia vital que tiendo a atesorar.

No obstante, sigo leyendo algunas de las cosas que escribía hace ya tiempo, y me gusta el brillo distinto que a veces se traslucía de ellas. Quizá más 'infantiles', hijas de otro tiempo, pero me gustaría ir recuperándolas de vez en cuando aquí, aunque esto no sea un blog (al menos de momento), y solo sea mi pizarra particular, caótica y sin sentido, donde escapar del límite de caracteres que las plataformas sociales inevitablemente tienen, y salir del bucle infinito de mi cabeza donde no dejan de agolparse palabras y conceptos que no encuentran salida.

Ojala encuentre también personas, que sientan la necesidad de 'excederse' con las palabras, no porque no sean capaces de escuchar, sino porque sienten que cualquier matiz se queda corto y siempre hay puntos ciegos que se quedan sin explorar, y poder comunicarme con ellas a través de textos más largos, que con toda su largura, no dejen sin embargo atrás su esencia de ser una conversación. Como una conversación por carta.

#metaDivagación