¿Por lo que eres o por lo que haces?
*amor: Será en general utilizado con una acepción extensa y no el vinculado exclusivamente a la pareja (aunque abundantemente se pongan ejemplos que pueden evocar en le lectore una asociación con esta, debido a la potencia y problemática que estos vínculos suelen tener)
Problematizando ideas:
Da igual lo que seas, lo que pienses, o lo que digas. No me cuentes películas, lo que importa es lo que haces
Yo se que en general esto viene a denunciar al “poser”. A la persona que performa con un discurso una serie de ideas, generalmente para algún tipo de “ganancia social”, pero que a la hora de la verdad acaba reproduciendo aquello que denunciaba tan fervientemente.
Luego hay otra frase popular que dice que “del dicho al hecho, hay un trecho”.
Y esto es verdad, lo mires por donde lo mires. El caso es que a veces se da un salto mucho más grande, pretendiendo decir que si existe ese trecho, es porque la persona es “fallida”. Es falsa, no se esfuerza, mentirosa, deshonesta.
Luego en la teoría somos comprensivos con las contradicciones (las cuales tienen aristas compartidas con ese trecho). Pero siempre que vengan de nuestros amigues o gente querida claro. En general suele haber un sesgo bastante importante de lo que perdonamos en función de a quien. Pero esto al final es normal. Sería un poco “frío” tratar con la misma dureza a la gente que queremos por lo que son, que a gente con quien no tenemos ese vínculo o amor con esa dosis de incondicionalidad o esencialidad que aporta ese por lo que son.
Siempre he caído más del lado de la tostada “esencialista” de idealizar o preferir el amor (en sentido amplio) por lo que eres que por lo que haces (en gran parte, porque lo que haces ya está contenido en lo que eres, pero no funciona igual a la inversa). Se que esto tiene su problemática, y no voy a ignorarla. Sin embargo, primero voy a meterme con la posición antagónica. El querer a las personas “por lo que hacen”.
Si no te lo demuestra, no te merece
Disclaimer inicial
Yo se que hay personas, que en el momento en que puedan estar, o el tipo de relaciones en las que estén envueltas, esta pueda ser una frase y un mantra que les salve la vida seguir. Soy consciente de que cuando se ha sido educade en el transigir al deseo del otre, es necesario cuestionar ese transigir que nos hace daño. Es necesario que podamos poner límites y que no traguemos con cualquier cosa. Que aprendamos a percibir y sentir lo que nos hace daño y podamos alejarnos de ello a tiempo.
Ahora bien, una vez salvados los muebles, me parece que seguir a rajatabla la idea de alejarse de todo lo que no comulgue con nuestra idea del bien, transformada en actos concretos cuantificables, puede ser problemática (además de poderte llevar igualmente a darte de bruces con ese “mal” que querías evitar, que también aprende a camuflarse por supuesto a través de performar actos y no solo palabras).
También es verdad que este asunto está bastante interrelacionado con “la potencia” del vínculo, y con la idea de la dependencia. En vínculos románticos de exclusividad y mucha pasión es de alguna manera “normal” que une necesite protegerse, y meterse en ellos con alguien que sea lo más segure y compatible posible. Porque esos vínculos suelen implicar una pérdida muy salvaje de une misme para entregarse al otre (y esperar una reciprocidad al respecto). Perderse dentro de alguien que no se involucre al mismo nivel y que vaya a actuar aprovechándose de ese nuevo poder adquirido (incluso cuando ese aprovecharse sea de manera “bondadosa”, como un despotismo ilustrado), es exponerse a una tiranía terrible, de la que luego es muy, muy difícil salir (y muy doloroso).
Cada persona siente como siente y no es mi deseo ni mi objetivo decirle a nadie como tiene que vincularse (principalmente porque aunque si creo que son cosas que pueden cambiar, no es una cuestión de “darle a un botón”). Sin embargo, para realizar mi crítica al amor “basado en hechos”, sería necesario relacionarse o vincularse de una manera alejada de ese amor romántico pasional tan potente, ya que de lo contrario, si entiendo que es una defensa lícita para evitar que a une le destrocen la vida.
¿Hasta donde llegan las “reglas”?
A casi cada persona que le preguntes, sabría exponerte un “mínimo” y/o un “ideal” de lo que exigirían / desearían de las personas “amadas”.
A veces esto se expresa en maneras relativamente abstractas (que me entienda, que me admire, que me apoye, que confíe en mi, que me haga caso, que no mienta / que no me diga cosas que duelan, que me desee, que sea su primera elección, que quiera pasar tiempo conmigo, que tenga determinadas ideas, que haya reciprocidad absoluta)
En otras incluso se especifican en tareas súper concretas (que me llame todos los días, que se acuerde de mi {$fecha_señalada}, que se interese por mis intereses / que me deje en paz con mis intereses, recibir abrazos o muestras de cariño concretas, que hagamos viajes, que se introduzca y conozca mi círculo social / que respete mi círculo social, que apoye mis discursos, que “performe” o se vista para mi, que siempre sepa que palabras decirme para apoyarme)
No pretende ser una lista exhaustiva. Pero en cualquier caso, a mi esto me parecen posibles consecuencias de la interacción entre los seres, sus expectativas y deseos, y una serie de normas culturales (siempre en pugna), en ningún caso es una receta para ningún amor.
Otro problema de esta “meritocracia” del amor es que sitúa el foco en lo que eres capaz de hacer. Se entiende que lo que se dice puede engañar, y por eso es insuficiente. Y sin embargo, se entiende que ese “hacer” es la prueba definitiva. Y sin embargo el “hacer” puede ser tan o más performativo que el decir. Y así lo es en muchas ocasiones. ¿Da igual entonces lo “verdadero”, “honesto” o “auténtico” que sea algo? ¿Lo importante o relevante es que lo parezca de manera suficientemente convincente? ¿Lo importante es que se cumplan los pactos y se performe acorde a ellos? ¿Te interesa alguien, o lo que puedes obtener de ese alguien? ¿Estarías entonces satisfeche con un robot que aprenda cuales son esos “haceres” que necesitas para satisfacer tus expectativas de amor? (le robot tiene aspecto humano, y no sabes que es robot porque performa las acciones como une actore profesional. Pero no tiene demasiada personalidad más allá de la personalidad de agradarte)
Además ese capaz de hacer inevitablemente conlleva una especie de tiranía sobre las capacidades. Todes somos diferentes y tenemos diferentes dificultades y capacidades. Y no solo diferentes cualitativamente, también cuantitativamente. Y los rasgos óptimos pueden ir mutando en función de la época, el ambiente, preferencias personales, etc. Ahora podrían ocurrírseme:
capacidad de escucha, de diálogo, de entendimiento, de procesamiento de la información, de intuición social, de memoria, de trabajo manual y/o reproductivo, de resolución de problemas, sentido del humor, reflejo emocional, intuición emocional.
Capacidades que no todo el mundo tiene en el mismo grado ni en la misma manera. Y desde mi punto de vista es injusto y hasta cierto punto absurdo tratar de hacer un checklist de las cualidades que hay que tener y trabajar para recibir amor.
Incluso si uno llegara a la conclusión de que son aspiraciones dignas universales (que ni confirmo ni desmiento, porque eso ya es mucha movida, y no da para tanto esta entrada), eso no quiere decir que todo el mundo pueda lograrlas de igual manera. E igual que no comulgo con ser meritocrático para la dignidad de la vida, tampoco cabe esperar que se hable en los mismos términos del amor. Eso si, importante matiz. Por la misma razón, tampoco digo que todo el mundo merezca amor (pero si vivir dignamente). Simplemente es un sentimiento que no tiene que ver con merecimientos ni con derechos.
Esto no significa entonces que no merezca la pena intentar (voy a sintetizar todas esas cualidades positivas mencionadas anteriormente, en una manoseada palabra) esforzarse por tener empatía. Pero es importante no invertir los términos. Alguien no merece amor porque es bueno y se trabaja la empatía. Ese trabajo, que cada persona podrá hacer (o no hacer), en la medida de sus posibilidades, no tiene porque dar siempre los mismos resultados, y en ningún caso debe ser una contrapartida a realizar. Es en todo caso un bien en si mismo, que te predispone a tratar mejor a las personas. A vivir mejor contigo misme también.
La ofuscación e idealización del amor o amar recipientes
Inciso –> A partir de aquí usaré la palabra percibir en un sentido de percepción entusiasta. Una facultad que requiere un esfuerzo activo por salirse de une misme para tratar de experimentar que significa ser el otre. Intentar valorarlo más allá de nosotres y nuestras problemáticas y necesidades. Y es entusiasta porque hay un deseo y una curiosidad sobre esta persona. No por una cuestión de utilidad o ética, sino por algo no racional que se despierta genuinamente en nosotres al pensar en elle. Si solo hubiera percepción, podríamos llamarlo esfuerzo empático. Y si solo hubiera entusiasmo, podríamos llamarlo idealización.
Amas, o conectas con alguien, y eso te hace tener un interés genuino en elle. Que lo ames no quiere decir que no puedas percibirlo con claridad. El amor no es una niebla. Y ese “amar”, puede ser incondicional, en cuanto a que no está sujeto a un contrato, sin necesidad de que te lleve por delante. Por que no tienes porque perderte a ti misme por el camino para ello, ni tienes que darlo todo, ni desconectarte de tus necesidades ni de tu yo. Todo lo contrario.
Y amar a alguien, no significa hacerlo en esa ofuscación, en esa percepción distorsionada. Amarle de hecho significa que puedes percibirlo y sentirlo como es (no significa que puedas descifrarle o reducirle a una serie de “proposiciones” o axiomas. Eso es deshumanizar. Aunque esto es otra defensa que reconozco que es complicada de desactivar).
Ojalá ese amor pueda ser contestado con otro amor (y no necesariamente en el mismo grado o intensidad). Pero esa reciprocidad (en si, y en cantidad) no puede ser exigida ni demandada. No tiene ningún sentido porque va contra la “naturaleza” de ese amar por lo que se es. Ya que en ese caso, lo que se es, es, entre otras cosas, exactamente eso: Alguien que no ama al otro, o no en la misma medida, o que no puede contestar con las expectativas que el otre tiene. Y si se intenta forzar debido al miedo a la pérdida y al conflicto, estaremos ante la prolongación de una muerte ya anunciada. Porque no estará cambiando ninguna esencia. Solo el escaparate. Seguiremos en la niebla.
Y si en ese amor, depositaste una serie de facultades en ese otre que no se corresponden con la realidad, no estabas amando a esa persona. Estabas amando a un recipiente a quien rellenaste con tus deseos y anhelos, o te revestiste a ti misme de ese déspota ilustrade / mártir, capaz de convertir a ese descarriade en alguien digne. Es algo muy humano. Y hasta cierto punto una tendencia que puede ser difícil de controlar. Pero al menos une puede ser consciente de ella, para evitar que le haga las peores jugadas posibles.
¿Vínculos empáticos?
Si lo que ves en una persona, es genuinamente lo que es, y no algo que está intentando ser para poder estar cerca de ti, lo que surja de ahí va a ser infinitamente más honesto y duradero que cualquier trato idealizado y restrictivo.
Es por eso que pese a estar “devaluadas”, las relaciones de “amistad” suelen ser más duraderas. Porque no se atribuyen de manera tan potente o extensa una serie de reglas inherentes que haya que cumplir. Y se admite como algo más natural que puede haber fases de acercamiento y alejamiento de manera orgánica, sin que se pretendan exigencias o negociaciones como si de un trato mercantil en el que se incumplen cláusulas se tratara
Otro disclaimer –> Y no, no estoy diciendo que no se puedan comunicar deseos o necesidades, ni promoviendo un culto al individualismo / egoismo. Ni que no se puedan poner en común frustraciones o anhelos de lo que consideramos vínculos sanos. Lo que digo es que los cambios, exposiciones o comunicaciones deben suceder de manera orgánica y específica a las condiciones de cada vínculo y de las personas que lo forman, y no en aras a cumplir con una especie de declaración universal de las relaciones humanas basada en criterios cuantificables.
Más disclaimers –> Esto tampoco significa que todo deba ser “privado” y nadie deba inmiscuirse en nada como si fuéramos ese homo economicus haciendo tratos en ilusoria igualdad de condiciones, o como si tuviera que haber un velo sobre lo privado que proteja de los vínculos desequilibrados o abusivos (hablo de abuso en términos generales y abstractos, no de manera legal). Esto es una especie de disclaimer no pedido porque entiendo que alguien podría pensar que comulgo entonces con una especie de selva en la que cada une se apañe sole con sus relaciones, y no, no es el caso. En muchos casos necesitaremos ayuda de otres para poder plantarnos ante la tiranía que otre nos impone, o para poder descubrirlo y enfrentarlo.
Es comprensible no obstante querer aspirar a vínculos empáticos, con énfasis en cuidarse: recíprocos (matices), con apoyo mutuo (múltiple). Pero no creo que tenga sentido querer hacer de cada vínculo una medición como si se pudiera pesar la implicación o esfuerzo que cada persona pone en él. Porque de hecho, por naturaleza siempre va a ser imperfecto y mutante. Y la justicia del vínculo, aunque no pueda decretarse creo que tiene más sentido aspirar a ella dentro del concepto de red que del vínculo perfecto entre dos.
Lo único que puedes hacer es intentar fortalecer estas aptitudes en la medida que puedas si es que crees en ellas, y fomentarlas también en les demás. Acercarte por interés genuino a les otres. Intentar aprender maneras de poder percibir a las personas. E igual que consigues acercarte, también aprender a alejarte cuando te estén haciendo daño (y entender que así lo harán también contigo, sin que esto tenga porque significar que haya nada malo en ti). Puede que no sea su culpa. Ni falta que hace. Por suerte o por desgracia el dolor no tiene que ver con la maldad. A veces simplemente dos personas o aspectos de esas personas son incompatibles, o imposibles de darse en conjunción sin ese dolor. Puede que en el futuro o en el pasado hubiera hueco para que eso no ocurriera. Pero ahora es imposible.
Por otro lado, hay maneras mejores y peores de hacer tanto los acercamientos como los alejamientos. Y también se puede intentar aprender a ello. Pero no tiene sentido mantener vínculos solo desde la culpa y el dolor. Porque además es lo único que vas a trasladar al otre si estamos ya ante esa tesitura.
¿Qué peligro tiene la idea de amar el ser?
Por contra, y aún siendo mi postura, soy consciente de que la idea de amar al otre por lo que es, tiene el problema de ser el sostén de muchos inmovilismos culturales. El tema es que el problema no está en el concepto de ese tipo de amor, sino en la utilización de esto como una excusa para tener comportamientos éticamente cuestionables. Podríamos ejemplificar esto con humor con un Si saben como me pongo, pa'que me invitan
Sin embargo esto es mucho menos fácil de lo que pueda parecer. Porque si bien pueden encontrarse ejemplos muy facilotes para ejemplificar como alguien puede aprovecharse de esto para salir impune y conservar sus privilegios (cualquier actitud que pensemos en un hipotético Manolo / Paco, por ir por una línea tópica), la ética se vuelve mucho más gris y dependiente del contexto del vínculo en concreto del que hablemos para poder pontificar con la misma facilidad.
Y aún así, voy a ceñirme a un caso imaginario de un Paco cualquiera, porque creo que puede defenderse mi posición incluso en casos no tan grises. Ya que mi posición es que tiene más sentido amar al ser, y no al hacer, porque de hecho el ser, aparte de ser más profundo y auténtico, también es mucho más revelador que el hacer, aunque esa revelación no sea tan fácil de interpretar como la medida simple de acciones.
Paco quizá se ha quedado completamente atrás. No quiere aprender nada nuevo y se escuda en que “es muy viejo para cambiar”. Tiene cosas bastante indeseables (aunque sin pinchar cosas demasiado graves), y hay temas y actividades para las que contar con él es un infierno. Paco podría ser tu padre, tu abuelo o tu amigue de toda la vida (que piense en Paco, no quiere decir que esto tenga necesariamente que ver con el típico tío blanco hetero, usa el ejemplo con lo que mejor te cuadre en lo personal).
Disclaimer paquil –> Esto trata de ser lo más generalizable y transversal posible. Paco no es un neonazi ni un caso que te resulte completamente intolerable. Porque si fuera así (intolerable) no tendría ningún sentido que estuviéramos haciéndonos preguntas sobre el amor (o si, pero es un caso que no es el que estoy contemplando).
Aunque no sea un caso extremo, puede que odies a Paco, o nunca generases ningún vínculo con él. Y está bien. La perspectiva de amar al ser no implica que haya que amar a todo el mundo, eso no es ni deseable. A la mierda con Paco. Lo terrible es que tuvieras que estar atade a él en una parte de tu vida donde no tenías elección (lo dicho antes: Que fuera tu adre, tu jefe, tu único amigue). Ese sería el verdadero drama. Que Paco cambie o no cambie le pertenece a él. Y la posibilidad de haberte podido alejar de Paco te pertenecía a ti, pero no te la dieron o no estuvieron a tu lado para facilitártela (falta de otras redes sustitutivas, necesidad económica, tradiciones, etc).
Es verdad que une no controla a que figura desea (o le es accesible) amar. Ni quien desea que le ame. Pero de alguna manera si tenemos ¿decisión? para intentar alejarnos emocionalmente (otra cosa es que nos lo permitan o nos pongan las necesarias facilidades, pero es por esas facilidades por las que hay que luchar. Porque Paco, por la fuerza no va a cambiar).
Si lo que Paco hace constantemente, ha representado siempre un dolor en nuestra vida, no lo amamos a él por lo que es. Porque no estamos viéndolo correctamente.
Y si lo amáramos a él (si lo viéramos), eso incluiría el conocimiento de que hace y hará esas cosas. No nos puede decepcionar, si realmente lo amábamos (no hablamos aquí de despistes, sino de comportamientos repetitivos). Nos puede doler. Nos podemos alejar. Podemos decidir que queremos dejar de amarle (dejar de intentar percibirle y saber de él) (y digo muy conscientemente decidir dejar de querer hacerlo, con riesgo de triple tirabuzón perifrástico, porque soy consciente de que lo que amamos no es una cuestión tan sencilla como la voluntad).
Dependiendo de la cuestión que sea, podríamos llegar a amarle, aceptando del todo lo que es. Eso no quiere decir tragar. Eso inevitablemente comporta un cambio. No solo en las expectativas hacia elle. También en lo que nos va a apetecer hacer con él. O en cuanto confiamos. Pero el amor no es un botón de si/no.
También podría pasar que nos demos cuenta que no tragamos en realidad a Paco. Que quisimos amarlo pero nunca lo hicimos realmente. Porque nunca fuimos capaz de percibirlo.
Quizá nos equivocamos al percibirlo. Nos equivocamos al amarlo. No porque mereciera o no amor. Sino porque si no podemos percibirlo como es, no podemos realmente amarlo. Y si percibirlo como es, solo nos produce dolor, no habrá nunca mejor opción que alejarse todo lo posible (al menos hasta que eso deje de ser así).
Quizá nos engañó con su performance porque quería utilizarnos. Quizá se engañó a si mismo porque deseaba que le amaran. Quizá nos engañamos para poder amarlo. Eso ahora ya da lo mismo.
Disclaimer tangenciales con el caso imaginario de Paco (no iba de esto pero bueno)
El problema no es que Paco no “obre” acorde al buen amar. El problema es que no amamos a Paco pero nos sentimos encadenades a él, o a una expectativa insatisfecha sobre él. Bien sea por una esperanza, bien sea por una cuestión material, bien sea por una necesidad que no conseguimos suplir de ninguna otra manera, o por una herida que no conseguimos cerrar, o por un cúmulo de las anteriores.
Y Paco por supuesto tiene otros problemas que es posible que le convenga a la sociedad que solucione (y a él mismo). Pero la causa de enmendarlos no debería ser nunca instrumental ni utilitaria (porque además, hacerlo así ni siquiera es útil).
No tiene que cambiar para merecer amor ni perdón (en ningún caso lo merecerá). Obtener eso no va a depender de él. Dependerá de las personas que libremente quieran otorgarlo o no. Si quiere cambiar o intentarlo dentro de sus posibilidades que sea porque anhela y se convence de esa necesidad en si misma. Porque pueda reflexionar sobre ello. Porque pueda relacionarse o entender a través de otras personas que es una manera intrínsecamente mejor de relacionarse.
Solo así no será una performance. Solo así tendrá durabilidad. Si se le quiere (si se le ve), antes, durante y después de eso, como dije antes, solo dependerá del deseo de les otres. Nadie te debe amor. Nadie merece tu amor. Pero está claro que si lo único que haces es esconder lo que eres bajo tremendas fachadas de insensibilidad, desprecio, hostilidad, mano dura, y odio, va a ser mucho más difícil que nadie pueda percibirte, es decir, quererte.
Que no pueda amarte no significa que tenga que odiarte
Se me hace raro utilizar una palabra tan fuerte (culturalmente) como amar. Porque como dije al principio, no estoy hablando de amor romántico, sino de cualquier vínculo en el que otra persona nos importa.
No obstante, tan importante me parece prodigar el cuidado, el apoyo mutuo, y el cariño entre nosotres, como incidir en que no se puede (o no se tiene por qué) amar a todo el mundo. Como decía antes a veces simplemente hay aspectos del otre que generan una reactividad demasiado grande como para llevar a ningún buen puerto. A veces merece la pena intentar superar barreras y dar pasitos, y otras sencillamente no. Aquí es cada une quien tendrá que hacerse su propio baremo. Ser demasiado inflexible le puede llevar a une a verse encerrado en el inmovilismo y en una habitación cada vez más pequeñita. Pero forzarse a aceptar cosas que le destrozan interiormente solo va a producir dolor y más desapego sobre si misme.
Pero más allá de lo “grande” que podamos tener el abanico para amar, vincularte o intentar percibir a otres, creo que es importante no vivir en una dicotomía amor / odio.
No tener la capacidad de poder percibir a alguien (o de percibirlo sin que nos lleven los demonies), no significa que esa persona tenga que caer necesariamente en el otro lado de la moneda. Igual que al amar a alguien no lo absolvemos de sus pecados (es una licencia, no hablo desde la religión, que con tanto decir amor, lo mismo se acaba leyendo por ahí xD), que no seamos capaces de amar a alguien no significa que ese alguien sea un trozo de mierda merecedor de las peores torturas. Amar a mucha gente es muy cansado. Porque implica percibir demasiadas cosas. Y son cosas que demasiadas veces son contradictorias. Y es imposible tener un esquema de mundo asible ante todas esas contradicciones.
Odiar a demasiada gente en realidad también es muy cansado, pese a ser cognitivamente más fácil.
Esto es un inciso que no tiene nada que ver, empiezo a desvariar –> Puede que vea esto desde una perspectiva poco universalizable. No puedo saber como otras personas sienten al respecto ni lo que les cuesta. Desafortunadamente se tienen demasiadas pocas conversaciones en torno a estas cosas, y tenemos como unas “referencias normativas” tomadas en torno al esfuerzo o no esfuerzo que ciertas emociones o cuestiones sociales tienen.*
El caso es que por más que le esté dando aquí al amor, una perspectiva conceptual bastante amplia, y el odio, tampoco lo esté limitando al que se siente hacia personas cercanas (sino en general al otre que está alejado de nuestras concepciones), creo que caben muchas cosas entre medias.
Y con no odiar no estoy hablando de ser equidistante, o de ser tibio. El odio para mi implica el reconocimiento de que hay una esencia de maldad de algún tipo en la persona odiada. Y digo persona pero aquí quizá si podría haberse dicho objeto. Porque normalmente también se le elimina toda característica humana o redimible posible. Eso no quiere decir que haya que ir repartiendo besos y perdones al mundo como si esto fuera happylandia. Significa intentar valorar cierto temple.
Y tampoco estoy hablando de cosas hippies de “no violencia”. Se puede reconocer la necesidad de la lucha y de la violencia, sin necesidad de creer en una lucha contra gente mala. **Se puede asumir que hay gente que por diversos condicionamientos, historia vital, y características innatas ha acabado ocupando una posición que alguien en el sistema igualmente estaba destinado a ocupar, y que por tanto, es inevitablemente un enemigo, en cuanto a persona que ocupa esa posición. Pero no tiene ningún sentido odiar a la persona detrás de ese rol**.
Lo más probable es que en otras condiciones, o volviendo a tirar los “dados” de la vida, esa persona estuviera en otro lugar y posición. Que por supervivencia pueda necesitarse ejercer violencia no quiere decir que la persona no pueda merecer compasión.
Esto en cuanto al odio “impersonal”.
El odio que surge de un conflicto inherentemente personal, ahí no tengo nada que decir. Aunque es verdad que a veces hay una fina línea.
¿Es personal un encontronazo con alguien que me dispara (triggerea) cosas, sin que esa persona sea consciente realmente de nada porque no me conoce ni conoce mi mundo?
Digamos que no me quiero meter en ese jardín hoy, pero no es a eso con lo que me refiero con odio personal. Personal es cuando es un odio debido a un vínculo que se ha torcido. Pues ahí no no es que no me quiera meter en el jardín, es que no tengo mucho que decir.
El odio gasta recursos, pero puede ser perfectamente necesario (no digo lícito porque no considero que deba valorarse ni como lícito ni como ilicito. Cada une con sus emociones).
Y no hay que perdonarlo todo. Si bien es verdad que si de manera orgánica se consigue ir arrastrando ese odio hacia la indiferencia u otras emociones, y se intenta reorganizar el conflicto interior en base a otros parámetros, suele ser posible vivir con algo menos de... carga. Pero eso es un proceso personal y cada une lo vive como puede. Nada más que alegar.
Me he ido muchísimo de tema
Esto en principio iba a ser un pequeño “statement” en contra de darle a las “acciones” una supremacía sobre el “ser” y se me ha ido un montón de adre, y siento que no he organizado debidamente el mensaje para que quedaran claros los points. En su lugar me he perdido por el bosque como es habitual.
A nivel de síntesis podría decir:
- Los actos no son más que otra capa más a través de la cual podemos acceder al “ser” del otre. Por ello, no son en si mismos una manera de inferir al otre en toda su complejidad, puesto que podrían ser igual de engañosos que el decir.
- Pretender un juicio, o una meritocracia de los actos para establecer “el buen amor”, implica pensar que todas las personas tienen (o deberían tener) la misma capacidad para cumplir con esas expectativas universales.
- Si lo que esperamos del amor puede reducirse a unos deseos traducibles en actos, no deberíamos extrañarnos de que la distopía de robots colmando las necesidades relacionales pueda atisbarse en horizontes distópicos cercanos.
- El amor no es una niebla de idealización y ofuscación. El amor es poder percibir al otre. Es no usarlo como vasija de nuestras expectativas y deseos.
- El amor no es un sentimiento todo poderoso de todo o nada. Puedes amar a alguien con cosas que no te gustan, sin evitar percibirlas. No implica que tengas que respetarlas.
- El amor no es constante. Porque lo que somos va mutando. Incluso aun cuando lo que hacemos pueda no cambiar. Así las relaciones siempre van a estar en movimiento.
- No tiene sentido aspirar a vínculos perfectamente armónicos y simétricos a dúo. Es mucho más realista y rico pensar en forma de red.
- El amor puede ser una necesidad, pero no es ni debe ser un derecho. Nadie puede obligar a nadie a amar. Lo que tiene que poderse es tener recursos para poder buscar aquellas personas con quien poder estar. Con quien poder amarse. Y no tener que vivir la dictadura de lo cercano, cuando esta va tan en contra de lo que une misme es y siente.
¿Qué más diríais? ¿Qué cosas no compráis de este pack en el que intento sintetizar aunque me fuerzo a parar porque se me vuelve a ir de madre?